Si estás en un periodo de pérdida de peso debes tener mucho cuidado con tu estado mental pues puede estar poniendo en peligro tu proceso.
Todas nos hemos visto envueltas alguna vez en el tortuoso proceso de adelgazar. Se trata de una situación complicada con la que tenemos que tener mucho ojo. Adelgazar supone mucho más que dejar de comer ciertos alimentos, limitar la ingesta de calorías y hacer ejercicio. Los profesionales que se ven envueltos en este proceso no solo son los médicos y los nutricionistas. Los psicólogos tienen mucho que decir en este aspecto, tienen las verdaderas claves.
Cuando nos iniciamos en el proceso de perdida de peso hay un factor que no tenemos en cuenta y que puede sabotear todo nuestro trabajo con las comidas y el ejercicio. La actitud y cómo nos tomemos este nuevo reto es crucial pues poner estrés en nuestra cabeza tiene hacer que no adelgacemos, sino que engordemos.
Pero, ¿cómo es posible que una persona que haga deporte y cambie su alimentación para bajar un cierto nuevo de kilos no lo consiga y se quede estancada? Es respuesta es fácil: esta persona ha entrado en un proceso constante de estrés que le mantiene con unos altos niveles de ansiedad y no le permite vivir tranquila. De esta forma su cuerpo no se relaja y no le permite ni disfrutar del proceso, ni aprender de él, pero, sobre todo, le genera un estado de nerviosismo que eleva sus niveles de cortisol hasta las nubes.
Cuando está situación se produce, el corazón bombea muy rápido, poniendo en riesgo primero nuestra salud, y después nuestro estado mental. Está intranquilidad tiene un devenir que nadie que este en un proceso de pérdida de peso quiere oír: hay muchas más posibilidades de autosabotaje y de abandonar nuestra hoja de ruta porque sentimos que no podemos más.
Expertos en psicología explican que para poder conseguir el ansiado objetivo de perder peso de forma saludable debemos tener asentados tres pilares fundamentales: deporte, alimentación y salud mental. Si la tercera falla por mucho que el resto funcione, nuestro objetivo no se cumplirá.
Debemos entender que es un proceso lento, que no debe llevar prisa. Cuando asentemos este pensamiento, esa ansiedad y estrés por adelgazar desaparecerá y podremos disfrutar más tranquilos del proceso. Muchos psicólogos y nutricionistas afirman que cuando un paciente se relaja y afronta este cambio con serenidad, los resultados tienen a acelerarse porque la calma mental ayuda a que nuestro metabolismo se acelere. Como dice el refrán español “las cosas de palacio van despacio”, si te planteas esta nueva etapa desde la serenidad y no desde el nerviosismo, el resultado será mucho más exitoso.
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