Comer la piel del pollo: la respuesta definitiva a si es bueno o malo

¿Es perjudicial comer la piel del pollo? Explicamos por qué existe la creencia de que es malo para nuestra salud.

Uno de los alimentos más comunes y elementales de nuestra dieta es, sin ninguna duda, el pollo. Es de las carnes más consumidas en nuestro país por sus propiedades naturales, por su sabor suave, por su precio… pero sobre todo, por su versatilidad en el cocinado. Puede prepararse frito, relleno, rebozado, asado, a la brasa, al horno… Y todas esas formas resultan más o menos sencillas, lo que hace del pollo una comida de lo más recurrente.

Pollo asado parrilla frito
Pollo a la parrilla (Dieta.com)

No obstante, existe la creencia, muy extendida entre la población, de que comer la piel del pollo puede ser perjudicial para la salud. Pero, ¿qué hay de cierto en esa afirmación? ¿Realmente es dañino para nosotros o es solamente un bulo?

¿Es bueno comer la piel del pollo?

La respuesta es no; con matices que ahora se van a explicar. Tomar la piel del pollo es seguro para nuestro organismo, ya que el uso de hormonas en la cría de este animal se prohibió hace más de veinte años. Es decir, no te vas a morir si la comes. Sin embargo, cabe recordar que la piel es la parte más calórica del pollo, por lo que si se toma se estará ingiriendo más calorías y más grasa, lo que no resulta bueno.

Así pues, comer la piel del pollo no es perjudicial, en cuanto forme parte de una dieta equilibrada. Sin embargo, si tienes problemas cardíacos, colesterol alto o simplemente estás intentando controlar tu peso, es recomendable evitarla o limitar su consumo. Eso sí, es importante matizar que la forma de cocinar el pollo también resulta un elemento clave a la hora de poder comer su piel.

pollo asado piel
Pollo asado (Dieta.com)

La mejor forma de evitar que la grasa se concentre en esa zona es asarlo. De esta forma, la grasa se desprende y se queda en el jugo. En cambio, si se fríe el pollo, ocurre todo lo contrario. De esta manera, la piel retendrá su grasa (y el aceite que se emplee al freirlo), e incluso puede generar compuestos dañinos como la acrimalida; por lo que para comer el pollo frito es mejor quitar la piel.

Finalmente, es conveniente señalar que la piel del pollo es la parte que más bacterias acumula, al estar en contacto con más microorganismos. Esto hace que, si se va a comer la piel, sea necesario cocerla bien para asegurarse de eliminar todas las bacterias. Como curiosidad, cabe mencionar que, al contrario de la piel, las partes menos grasientas del pollo, y por tanto las más saludables, son los solomillos y la pechuga.

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