Los frutos del bosque constituyen un picoteo perfecto por su carácter ligero y repleto de nutrientes
Tal vez la denominación frutos del bosque sea desconocida para la mayoría de lectores. Sin embargo, si se desglosa esta definición, tal vez sus componentes no suenen tan extraños.
Los frutos del bosque abarcan una amplia variedad de alimentos que, como su propio nombre indican, se recogen en plantas silvestres. Entre estos se encuentran las fresas, los arándanos, las bayas o las grosellas.
La mayoría de ellos puede consumirse directamente a pelo una vez lavados o bien incluirse dentro de la recete de algún batido de frutas. En cualquier caso, aquí ofrecemos una serie de beneficios que proporcionan.
Como la mayoría de frutas y verduras, los frutos del bosque contienen antioxidantes que ayudan a prevenir las lesiones musculares en el caso de los deportistas y el envejecimiento de los tejidos cutáneos en general.
También son ricos en polifenoles, un componente que favorece la salud cardiovascular y evita enfermedades crónicas como la diabetes.
Son también una gran fuente vitamina C, indispensable para la regeneración de los tejidos corporales y para el fortalecimiento de los neurotransmisores. De esta manera se previenen enfermedades mentales como la depresión.
Por otro lado, también está muy presente en ellos la vitamina E, que también presenta propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que previenen la caída del cuero cabelludo, el resecamiento de la piel y refuerzan el sistema inmune.
También, como el resto de las frutas, son una fuente importante de ácido fólico, que acelera la producción de la hemoglobina y ayuda a evitar dolencias como la anemia al favorecer la libre circulación de la sangre.
El magnesio, también presente en los frutos del bosque, fortalece los huesos, lo que permite evitar lesiones como fracturas o esguinces.
Contienen potasio, un mineral esencial para la asimilación de los nutrientes, que además actúa como diurético, es decir, favorece el correcto funcionamiento de los riñones y el aparato excretor.
Tienen una elevada carga en fibra, por lo que podrían convertirse en grandes aliados para combatir el estreñimiento. Y finalmente, son extremadamente beneficiosos para el aparato circulatorio, asegurando el correcto flujo sanguíneo y manteniendo controlado el colesterol.
Su consumo puede realizarse a través de batidos elaborados a partir de componentes naturales. También pueden acompañarse de lácteos, como yogures o incluso un vaso de leche. De esta forma, se estaría compaginando su ingesta con la ingesta de proteínas.
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