El arroz es uno de los alimentos que primero se nos vienen a la cabeza a la hora de idear una dieta. ¿Es tan bueno como se dice?
Si uno de nuestros lectores está considerando la posibilidad de crear una dieta que se ajuste a sus preferencias, probablemente verá en el arroz a un fiel compañero de viaje. Y es que este alimento es uno de los más populares a la hora de ponerse a régimen y también uno de los favoritos de los deportistas. Puede comerse en grandes cantidades y, a priori, parece mucho más apetitoso que un plato de brócoli. Pero, ¿realmente es una alternativa viable?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el arroz es una gran fuente de carbohidratos, o lo que es lo mismo, el «combustible» del cuerpo. Su consumo ayuda aumentar el metabolismo, lo que generalmente se traduce en más energía. Por ello, la ingesta de arroz es especialmente propicia tanto antes del ejercicio, para asegurar un buen desempeño, como después, para reponer fuerzas después de una actividad física intensa.
Es perfecto para reducir la obesidad por sus bajísimos niveles de grasa. Es por este motivo que suele incluirse como parte fundamental de una dieta variada y equilibrada. Además, su impacto sobre el aparato digestivo es casi nulo, por lo que constituye uno de los pilares de la dieta blanda y es muy adecuado si se sufren dolencias como la gastroenteritis.
Un atributo que poca gente conoce es la cualidad diurética del arroz, es decir, que ayuda a expulsar toxinas y contribuye al correcto funcionamiento del aparto excretor. Esto se debe a su alto contenido en fibra, que favorece la evacuación intestinal y, a largo plazo, también, la pérdida de grasa, pues la orina contiene hasta un 4% de grasa corporal.
En el mundo oriental, el arroz se encuentra en la cúspide de la pirámide alimenticia. Los chinos, por ejemplo, creen fervientemente en sus propiedades curativas. Es habitual hacer que un enfermo coma un cuenco de arroz si tiene dolor de estómago.
Asimismo, también es práctica habitual ingerir un pequeño cuenco antes de una comida copiosa, pues el arroz aumenta considerablemente el apetito. Es precisamente por esto, por su capacidad para aumentar el hambre, por lo que se prepara en grandes cantidades y se incorpora a una ingente cantidad de alimentos, como las bolas de arroz.
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