Los expertos aseguran que el baño en el mar podría tener más beneficios de los que podría parecer a primera vista
Después de una interminable espera dibujando gruesos tachones en el calendario y un viaje de cinco horas, por fin has llegado a tu destino vacacional: la playa. Las gaviotas chillando en lo alto, las olas deshaciéndose en espuma sobre la orilla, el sol arrancando destellos terrosos a la arena mojada…
Y el mar, imponente y susurrante, parece reclamarte. Pero tú tienes tus reservas. Has leído en alguna parte que la sal, a pesar de haberse formado de manera natural, puede ser extremadamente perjudicial para la piel. ¿Hasta qué punto es esto cierto? ¿Tiene la gua del mar un lado positivo?
La primera afirmación que desmienten los expertos es precisamente la supuesta propiedad del agua marina para deteriorar la piel. Al contrario, su acción sobre esta es absolutamente reparadora, llegando a ayudar en la cicatrización de heridas por su contenido en cinc, yodo potasio y otros elementos.
Además, es capaz de eliminar afecciones relacionadas con el cuero cabelludo como la psoriasis e incluso puede ayudar a erradicar el acné. La composición de la sal facilita el resecamiento de los granos que surgen en el rostro, provocando que se caigan rápidamente.
El mar no solo tiene repercusión sobre el tejido cutáneo sino también sobre el aparato respiratorio, acabando con dolencias como la sinusitis. La brisa y los baños en agua salada son idóneos para la descongestión y la eliminación de toxinas en las fosas nasales.
También es especialmente útil como relajante muscular, contribuyendo así a la rápida recuperación de lesiones. Es altamente recomendable, si se dispone de una playa cerca, tenderse boca arriba en el agua y dejar que el cuerpo flote libremente durante al menos un par de minutos. Esta práctica permite destensar la mayoría de músculos del cuerpo.
Los efectos sobre la salud mental
El mar también juega un papel importante en el bienestar mental. La elevada presencia de magnesio en el agua de mar no solo actúa como antioxidante, sino que también tiene la capacidad de despejar la mente. Por tanto, una ruta corta por el paseo marítimo podría instalar en nosotros esa paz interior que difícilmente puede lograrse en las grandes ciudades.
Finalmente, los expertos aconsejan pasar una hora en la playa o simplemente frente al mar contemplando las olas. La humedad del aire aumenta la sensación de cansancio, lo que combate el insomnio, mejora la calidad del sueño y, a largo plazo, la salud mental.