Los expertos en salud ofrecen hasta cinco alternativas saludables para contribuir a una dieta variada y equilibrada
Finales de agosto y los últimos recuerdos del verano se desvanecen con la bajada de las temperaturas y el inminente inicio de clases de los más pequeños de la casa. La vuelta al cole acarrea muchas más preocupaciones que los madrugones, las tazas de café precipitadas y los berrinches matutinos. ¿Qué deben tomar los niños como merienda en el recreo?
Es bien sabido que se debe abogar por una dieta variada y equilibrada y este requisito es aún más importante en los niños. Los expertos recomiendan aprovechar la hora del almuerzo, que en muchos casos suelen coincidir con el recreo de las escuelas.
En este caso, deben tenerse en cuenta varios puntos. Dado que el recreo no dura mucho, el aperitivo debe ser rápido y relativamente fácil de comer. Además, la ración ha de adecuarse al desayuno del pequeño, es decir, si desayuna mucho la porción ha de ser más reducida que si ha tomado un desayuno ligero.
Por otro lado, es importante evitar alimentos como cereales o galletas, puesto que los restos de estos suelen quedarse incrustados entre los dientes. Los niños no pueden cepillarse los dientes en el recreo, por lo que la permanencia de los restos de comida durante un período de tiempo prolongado favorece a largo plazo la aparición de caries.
Por último, es aconsejable dejar que los niños participen en la elección de la merienda. Esta medida ayuda a aumentar sus sensación de autonomía y capacidad de decisión.
Los aperitivos
El pilar fundamental de la merienda es la fruta, ya sea fresca o deshidratada. La primera duele ser rica en agua y ha de cubrirse con papel de aluminio o una servilleta para evitar manchar la mochila. La segunda suele ser mucho más variada e incluye dátiles, pasas, mango, plátano o piña.
Otra opción plausible podrían ser los frutos secos o los lácteos, preferiblemente consistentes en pequeñas porciones de queso fresco o yogures naturales. Si se opta por un bocadillo, es mejor dejar a un lado el embutido y sustituirlo por atún, huevo duro, lechuga, tortilla francesa o filete de pollo. Queda descartada la bollería industrial, los zumos o los batidos.
Su alto contenido en azúcar ayuda a los niños a obtener la energía que necesitan durante el día, pero su escaso valor nutricional da al traste con el objetivo de dieta variada y equilibrada.