La escombroidosis es más común de lo que parece. Te contamos cuáles son sus síntomas y cómo tratarlos a tiempo
Todos hemos tomado alguna vez un alimento en mal estado. Y uno de los más comunes es el pescado. El pescado requiere de un tedioso proceso de refrigeración y preparación antes de poder servirse a la mesa. Es por eso que no todas las pescaderías le dedican el tiempo necesario.
Este tiempo incluye, según los expertos, mantener la temperatura del producto por debajo de los 0º C y congelarlo lo antes posible si no se prevé su consumo a corto plazo. Sin embargo, no todas las pescaderías trabajan concienzudamente y después llegan los problemas.
La escombroidosis o, lo que es lo mismo, la reacción producto de haber ingerido pescado en mal estado se encuentra en los llamadas pescados escombroideos, como el atún, la caballa, el verdel, el estornino o el bonito y en algunos no escombroideos, como la anchoa o la sardina.
Los alergólogos señalan que una refrigeración deficiente del pescado permite que este incube en su interior multitud de bacterias que alteran su composición química y favorecen la segregación de una sustancia llamada histamina.
La histamina es la sustancia que el cuerpo genera cuando sufre una reacción alérgica. Se trata de un mecanismo del sistema inmunológico para tratar de apaciguar el cuadro lo antes posible. Por tanto, si se ingiere un pescado que contenga esta sustancia, el organismo se comportará de la misma forma que si hubiera sufrido una reacción y los síntomas podrían ser parecidos.
El abanico de síntomas escalan de menor a mayor, oscilando desde un leve rubor en las mejillas hasta hipotensión, pasando por picor, sudoración, irritación cutánea o dificultades respiratorias en el peor de los escenarios. Estos síntomas pueden aparecer a los pocos minutos de haber comido el pescado, pero en algunos casos pueden manifestarse pasadas unas horas y prolongarse durante días enteros.
El síntoma clave que permite distinguir un caso de escombroidosis de una reacción alérgica al uso es el inmediato picor en la lengua. Suele indicar que el alimento ingerido presenta un elevado contenido en histamina que, al mínimo contacto con la saliva, pone al cuerpo alerta. En otras palabras, el organismo nos advierte de que está a punto de ingerir un alimento tóxico.
En cualquier caso, una vez se hayan tratado los síntomas y el episodio haya remitido, se podrá volver a consumir el pescado siempre que pase por un proceso de refrigeración adecuado antes de servirse en la mesa.
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