Una investigación llevada a cabo con animales ha demostrado que el efecto del envejecimiento se pospone alterando el período de las comidas. Sus autores son científicos de un centro de investigación estadounidenese, y con humanos próximamente realizarán un nuevo estudio.
Una de las grandes preguntas que se plantea la sociedad es saber por qué hay personas a las que no se les nota el envejecimiento. Algunos piensan que se debe a un mejor metabolismo, y acuden a los remedios de las cremas antiarrugas.
El mercado global del antienvejecimiento alcanzó en 2022 los sorprendentes registros de 60.000 millones de dólares con métodos que trataban de retrasar el envejecimiento. Inyecciones intravenosas de vitaminas, cámaras hiperbáricas, tratamientos con células madre, hormonas y exposición al frío extremo, son algunos de los casos.
A finales del mes de septiembre, en una investigación del Centro de Investigación Biomédica Pennington y la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos) se demostró que el ayuno intermitente es una técnica que retrasa el envejecimiento…al menos con animales.
Los investigadores contemplaron los efectos de comer durante ocho horas y ayunar durante 16 cada día puede retrasar el proceso de envejecimiento en las personas. Por ello, están en búsqueda de personas con edades comprendidas entre 25 y 49 años para el ensayo.
Además, el estudio ayudará a determinar si cualquiera de los planes de alimentación puede mejorar la «duración de la salud«, es decir, el tiempo de vida libre de enfermedades como diabetes o presión arterial alta.
«Sabemos desde hace casi cien años que comer menos prolonga la salud y la vida útil de un animal», declaró el doctor Corby Martin, director del Laboratorio de conducta ingestiva, control del peso y promoción de la salud de Pennington Biomedical.
Este estudio también ha dejado varias conclusiones como que el ayuno intermitente funciona mejor que hacer dietas bajas en calorías, y que las inflamación crónicas están detrás de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la artritis reumatoide, entre otras.
El ayuno intermitente significa no comer nada durante un período de horas cada día o semana. La franja horaria comprendida entre la cena y el desayuno del día siguiente se amplia, y las horas sin comer aumentan. Se debe hacer de manera progresiva, y conviene empezar por 10 horas sin comer. Los más experimentados se van hasta las 14 y 16 horas.
El beber sí está permitido, ya sea agua, café o té, siempre y cuando sea sin leche, ya que modificará la efectividad del ayuno intermitente, y los resultados no serán los mismos. En cualquier caso, nunca se debe pasar al barrera de la desnutrición, y que el proceso sea controlado para evitar problemas.
Ante todo, se recomienda que lo eviten aquellas personas con un control glucémico deficiente así como las embarazadas, menores o personas que sufren trastornos alimenticios.
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