A lo largo de la historia, muchas culturas han incluido en su dieta las pipas de calabaza, por sus increíbles beneficios nutricionales.
El otoño nos ofrece cada temporada una de sus mejores frutas: la calabaza. Este delicioso y versátil alimento no solo nos permite preparar numeroso platos, sino que además alberga un tesoro nutricional en su interior, las pipas de calabaza. Consumidas por diversas culturas a lo largo de la historia, son muchas sus propiedades nutritivas. Además, es una fuente extraordinaria de lisina, una proteína de alta calidad.
La lisina es uno de los nueve aminoácidos esenciales para los seres humanos. Según la Asociación Española de Pediatría, tiene un efecto potencial antiviral y cardiovascular. Además, promueve la absorción de calcio y es esencial para la producción de carnitina y la formación de colágeno. Lo que convierte a estas semillas en el complemento perfecto para obtener proteínas completas. Especialmente para las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana.
Los beneficios que tiene para la salud consumir pipas de calabaza
Las pipas de calabaza ofrecen una amplia gama de beneficios para nuestro organismo. Son ricas en ácidos grasos saludables, incluyendo omega-3 y omega-6, cruciales para mantener una buena salud cardiovascular y un óptimo desarrollo adecuado del cerebro.
Son una gran fuente de minerales esenciales como el hierro, el magnesio, el zinc y el potasio. Minerales esenciales para el buen funcionamiento de nuestro organismo, el fortalecimiento de huesos, la producción de glóbulos rojos y el mantenimiento de la función nerviosa.
También contienen antioxidantes, como vitamina E y carotenoides, que contribuyen a protegernos contra enfermedades crónicas y previenen el envejecimiento prematuro. Asimismo, poseen propiedades antiinflamatorias que pueden beneficiar a personas que padecen artritis u otras inflamaciones.
Recientemente se ha descubierto que son indicadas para personas diabéticas, ya que estimulan el páncreas y ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre. Dichos estudios también sugieren que su consumo regular ayuda a mitigar el insomnio. Pues es una gran fuente de triptófano, un aminoácido esencial que estimula la producción de serotonina, la conocida como «hormona de la felicidad». La cual mejora el bienestar general de nuestro cuerpo y se transforma en melatonina, una hormona del cuerpo que juega un papel importante en el sueño.
No obstante, como ocurre con cualquier alimento, es importante no consumirlas en exceso. Pues tienen bastantes calorías debido a su alto contenido de grasas. Y aunque son grasas saludables, si consumes grandes cantidades a diario, sin ajustar otras partes de tu dieta, podrías consumir más calorías de las que quemas. Lo que podría llevar a un aumento de peso. Una porción adecuada para cualquier régimen alimentario sería de unos 10 gramos por día.
