Las carnes magras son un alimento muy beneficioso, ya que sus fuentes de proteínas son muy ricas y sus contenidos en grasas son relativamente bajos.
Muchos nutricionistas y dietistas, al incluir la carne en determinadas dietas y planes de alimentación, optan por imponer las carnes magras por delante de la carne roja, ya que las consideran más óptimas para mantener una dieta sana y equilibrada.
Entre las razones por las cuales los nutricionistas se decantan por las carnes magras está el contenido alto en proteínas que contiene este tipo de carnes, aparte de que dispone de una cantidad calórica y grasas moderadamente baja, unos requisitos que no cumple la carne roja. En su defecto, a diferencia de las proteínas vegetales, este tipo de carne no tiene nutrientes de alto valor biológico.
¿Qué son exactamente las carnes magras?
Las carnes magras son un tipo de carne con un contenido en grasa relativamente bajo y constituidas por fibra muscular, un requisito indispensables que hacen a este tipo de carne sea más baja en contenido graso.
Además, las carnes magras resaltan principalmente por ser una fuente notable de proteínas de buena calidad y por poseer una gran variedad de vitaminas y minerales. Las carnes magran poseen cantidades significativas de vitamina B12, un micronutriente trascendental al contribuir en la síntesis del ADN, la formación de células sanguíneas y el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Asimismo, las carnes magras rojas poseen hierro, imprescindible para que los glóbulos rojos puedan transportar oxígeno; selenio, que reduce los daños celulares por su capacidad antioxidante y zinc, necesario para reforzar el sistema inmunológico.
Otro de los aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de distinguir las carnes magras es que existen carnes rojas que pueden clasificarse en el grupo de carnes magras. Es el caso, por ejemplo, del bistec o la carne picada. Ésta última contiene un 5% de grasa, lo que la hace cumplir el requisito de ser un alimento con grasas insaturadas.
Por otro lado, las carnes magras rojas contienen hierro, necesario para ayudar a que los glóbulos rojos puedan transportar oxígeno. Aunque también encontramos hierro en determinadas plantas y vegetales de color verde oscuro, el cuerpo tiende a absorber mejor la procedente de la carne roja. En efecto, cualquier carne que tenga una cantidad de grasa inferior al 10% por cada 100 gramos del alimento puede considerarse una carne magra. Por lo tanto, independientemente de carne blanca o carne roja, una carne que tenga un contenido graso relativamente bajo entra en la terna de las carnes magras.
Tipos de carnes magras
- Pollo: Se trata de la carne magra más familiarizada en nuestra sociedad. Las zonas de la pechuga y es muslo son las que menos contenido graso tienen, siempre y cuando se evite la piel, el elemento del pollo que más material graso contiene.
- Pavo: Esta carne magra es muy consumida por su bajo contenido en grasa, así como su poco índice de colesterol. Al igual que el pollo, la pechuga y los muslos son las partes del pavo que tienen mayores propiedades nutritivas que fomentan una dieta equilibrada y sana
- Algunas carnes de cerdo, ternera y cordero: Cómo hemos citado anteriormente, las carnes rojas que posean un porcentaje inferior al 10% de grasa se pueden considerar carnes magras. Entre estas carnes, podemos encontrar el solomillo o el vacío de ternera; el solomillo o el lomo de cerdo; y determinadas partes de la pierna del cordero.
- Conejo: El conejo entra dentro de las carnes magras por su alto contenido en proteína magra, su porcentaje bajo en grasa y su alta proporción en fibra muscular.