La bollería forma parte de la dieta de muchas personas. Te contamos por qué deberías reducirla y qué es lo que sucede si decides hacerlo
La bollería es uno de los grupos de alimentos más consumidos por el grueso de la sociedad. La mayoría de nosotros conoce los peligros que esta puede acarrear a nuestra salud, pero resulta extremadamente difícil dejar de consumirla. Esto se deba a que es muy fácil de obtener y ofrece una solución rápida a los que no quieren invertir esfuerzo en preparar un desayuno saludable.
Además, empezar a consumirla equivale a entrar irremediablemente en un bucle del que es complicado escapar. La bollería industrial, conformada por galletas, cereales de desayuno, donuts croissants y similar, genera una adicción sin precedentes comparada con otros alimentos. Esto se debe a su mezcla de azúcar y sal, que provoca que el estómago nunca llegue a saciarse por completo y demande más de lo que necesita.
Por eso, nuestro mayor placer culpable suele constituirlo una barra de chocolate, unas magdalenas o un paquete de galletas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que introducir cualquiera de estos productos en el organismo es sinónimo de detonar una bomba de azúcar en nuestro interior. Debido a este azúcar, el aporte calórico de la bollería es exageradamente alto.
Además, estas calorías son las que la ciencia de la nutrición denomina calorías vacías, es decir, no son de buena calidad y se han de quemar lo antes posible. Por ejemplo, apenas 100 gramos de bollería equivalen a 600 gramos de patatas o a 16.000 gramos de judías verdes. Esta cantidad equivale al 30% de las calorías que una persona consume a lo largo del día.
Además, la bollería cuenta con aceites vegetales de muy mala calidad que permiten potenciar el sabor de los alimentos a cambio de introducir sustancias perjudiciales para la salud. Estos aceites tienen un coste de producción muy asequible, lo que explica que se prefieren antes que aquellos de buena calidad.
Las grasas trans
De forma similar a lo que ocurre con los aceites vegetales de mala calidad, las grasas trans se elaboran convirtiendo grasas sólidas en líquidas. La razón por la que se incluyen en la bollería industrial reside en que permite que los productos se conserven durante largo tiempo y creen esa sensación de adicción y apetito voraz de la que hablábamos anteriormente.
Por tanto, si recortas la bollería industrial de tu dieta y sustituyes ese tazón rebosante de cereales procesados por unas tostadas de aguacate es posible que comiences a notar cambios en tu físico si lo acompañas de ejercicio regular.