Las sardinas, sobre todo en los años 70, tuvieron muy mala fama en la sociedad. Ahora, ¿qué dice la ciencia sobre este rico pescado azul?
¿Sabías que en los años 70 las sardinas tenían muy mala fama? En realidad, fueron un poco demonizadas a la hora de realizar una dieta acorde porque se señalaban sus grasas, a pesar de que esas grasas que se encuentran en este tipo de pecado sean insaturadas, o sea, ricas en ácidos omega-3. Hoy en día, la ciencia tira cualquier demonización al cesto de la basura para valorar este producto.
Ya sean frescas o en conserva, las sardinas comienzan a ser cada vez más valoradas por sus múltiples beneficios para la salud, ventajas que empezaron a ser reconocidas de a poco para borrar lentamente toda la mala fama que se creó durante décadas. Además, no es un detalle menor señalar la popularidad de este alimento, que se da por su fácil accesibilidad, por su larga caducidad y por su precio, por supuesto.
La opinión de los especialistas
Los especialistas de la nutrición recomiendan siempre las sardinas por su valor nutricional. ¿Qué decimos cuando hablamos de este valor? En el caso de estos pequeños peces azules debemos destacar que es un alimento que incluye ácidos grasos omega-3, proteínas de alta calidad, y una variedad de vitaminas y minerales esenciales como la vitamina D, B6, B12, yodo y el selenio. No está mal, ¿verdad?
“Su labor más importante es la de disminuir los niveles de triglicéridos en sangre, además de ayudar a reducir los niveles de colesterol”, afirmó Petra Sanz, cardióloga y portavoz de la Fundación Española del Corazón (FEC), en una entrevista con el medio El Español. A su vez, la profesional remarcó también el poder antioxidante y antiinflamatorio.
Si pasamos esta información en limpio, se puede decir que la ingesta regular de omega-3 colabora a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, mejora la función cerebral y reduce la inflamación en el cuerpo. La grasa de la sardina, grasa saludable, sirve también para el mantenimiento de las membranas celulares y para la producción de hormonas que son necesarias para regular la coagulación, la contracción y la relajación de las paredes arteriales.
En un estudio realizado por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, se vio con más claridad la importancia de incluir una lata de sardinas en la dieta semanal. Dicho estudio contó con 152 pacientes de tres centros de atención primaria, de 65 años o más con prediabetes. El resultado: se obtuvieron claros beneficios por incluir 200 gramos de sardinas conservadas en aceita de oliva (la famosa lata de sardina), reduciendo justamente el riesgo alto de sufrir diabetes.