Si estás a dieta y tienes pocas herramientas, te recomendamos hacer un bizcocho de mango, sin harina, sin horno y bajo en calorías.
En el mundo de la cocina, no siempre se puede hacer lo que se quiere. Hay condicionantes que nos ponemos nosotros mismos y hay otros condicionantes que nos pone la vida misma. Sin embargo, por suerte, suelen aparecer soluciones para combatir cuando nos faltan herramientas. En este artículo, por ejemplo, te enseñaremos a preparar de una manera sencilla un bizcocho de mango delicioso, ideal para disfrutar en cualquier momento y perfecto para preparar cuando estemos escasos de recursos.
El bizcocho de mango que te presentamos se puede hacer en menos de treinta minutos, por si estás también con falta de tiempo. ¿Más puntos positivos? No necesitas horno y es una receta baja en calorías, por si estás cuidando tu figura. No lleva azúcar, ni harina. Y, si estás corto de dinero, tranquilo, porque aquí sólo necesitas dos ingredientes para realizar esta tarea.
La receta del bizcocho de mango para tiempos lindos y difíciles
Como ya señalamos, sólo necesitamos dos ingredientes para preparar un bizcocho de mango. Es decir, esta es una receta que cuidará también tu economía y no te hará comprar varios productos en el supermercado. Aquí sólo se requieren dos mangos y 20 gramos de gelatina en polvo.
El mango, vale subrayar, es una fruta tropical bastante rica que cuenta con vitamina C y vitamina B6. Por otra parte, entre sus puntos a favor, presenta además fibra para mejorar la salud intestinal y carotenoides.
Para cocinar este bizcocho, debemos seguir cuatro pasos. El primero consta en quitarle la piel a los mangos, colocarlos en una batidora y triturarlos hasta que formen una especie de masa. El segundo paso es verter toda esa mezcla en una olla y cocerla a fuego medio. Acto seguido, añadir la gelatina en polvo y remover hasta que se disuelva. Deben desaparecer todos los grumos.
El tercer paso, una vez que ya estén integrados los ingredientes, es tirar esa mezcla en una batidora y volver a triturar hasta que se genere volumen. Y el cuarto y último paso consta de verter todo eso en un molde y dejarlo enfriar durante horas en la nevera: se recomienda, por ejemplo, dejarlo toda la noche para que coja bastante frío.