Si buscamos una pequeña escapada en las vacaciones de Navidad, en Brujas tenemos una opción de garantía para conseguirla
La mejor manera de disfrutar de los encantos de Brujas es caminando, lo que te permite disfrutar del lugar a tu propio ritmo. También puedes optar por un paseo en barco a lo largo de los canales medievales de marzo a mediados de noviembre. El centro de la ciudad se encuentra en Grote Markt o Plaza Mayor, donde se encuentran edificios impresionantes como el Palacio Provincial, el salón de tejidos o «De Lakenhalle» y el monumento imponente conocido como Atalaya, que simboliza la libertad y la autonomía de Brujas. En Brujas, el patrimonio de la UNESCO convive con proyectos contemporáneos.
Así que estando en una ciudad como esta no puedes desaprovechar la oportunidad de asistir a un concierto en el Auditorio (Concertgebouw) y obviamente poder pasar por los museos Gruuthuse, Groeninge y Hospital de San Juan, donde encontrarás colecciones únicas de artistas primitivos flamencos en todo el mundo. También te recomendamos que vayas a visitar las únicas tiendas de artesanos locales del sello «Hand Made in Bruges» y la cervecería artesanal Halve Maan, que se encuentra ubicada precisamente en el centro histórico de la urbe, por lo que podrás convencer a tus acompañantes para hacer una parada revitalizadora y de esta forma poder degustar un atractivo de la ciudad en materia de bebida.
Igualmente, es fundamentalmente que tomes nota del festival «Esplendor de invierno», que discurre por toda la ciudad y que también supone uno de los atractivos importantes de una ciudad que se echa a la calle en este periodo del año.
Las Navidades en Brujas puede ser una buena opción
Tenemos que seguir con el recorrido y descubrir los bellos rincones de la ciudad, pero antes es importante comer. Encontraremos también restaurantes exquisitos recomendados tanto por locales como por turistas, así como otros muy económicos, pero que no pierden la calidad ni la esencia belga.
Entre la multitud que visita Brujas cada año, encontraremos el restaurante El Bistro Pro Deo, situado en un encantador local que cuenta con una carta muy variada y con platos belgas tradicionales. Unos mejillones con patatas siempre son un acierto asegurado y para ponerle un punto dulce al final de la comida, podemos probar sus deliciosos gofres, demandados en Navidad.
Y para comer de calidad, pero sin gastar demasiado, podemos probar el Café de Gilde, que ofrece comida casera donde el tradicional estofado destaca por encima de lo demás. Por solo 20€, podemos disfrutar de una sopa, un plato principal y un café para terminar.