El queso de untar es uno de los ingredientes más comunes en desayunos y meriendas. Te explicamos por qué no es lo que parece
El queso de untar no es lo que parece. Y lo advertimos porque posiblemente sea uno de los alimentos que más presencia tengan en tus desayunos y meriendas. Quizás seas de los que desplieguen sobre una rebanada de pan tostado una generosa cantidad de queso de untar, o de los que se lleve un sándwich a la oficina en el que haya incluido parte de este ingrediente acompañado de embutido.
Si ese es tu cado, permitid que os digamos que quizá no estéis tomando la decisión más acertada para cuidar vuestra alimentación. Un análisis encarrilado por la revista Eroski Consumer ha revelado unos resultados que podrían no gustar a los amantes de este producto. La investigación ha consistido en el análisis pormenorizado de diversas marcas de queso de untar, entre las que se encontraban algunas de gran renombre como Président, Flor de Esgueva o Philadelphia.
La revista especializada ha dividido los quesos en dos tipos: los blancos pasteurizados, que contienen leche como ingrediente principal además de queso, y los de queso fundido, donde el principal ingrediente es el queso en sí. Aunque siempre recomendamos revisar las etiquetas para evitar toparnos con sorpresas desagradables, lo cierto es que, aun procediendo a un examen minucioso es posible que tengamos que retirar este producto de nuestra dieta.
La variedad ‘light’
¿La razón? No hay solo una sino tres. La primera es su importante aporte de grasas saturadas, unas cinco veces más que las presentes en un yogur y en torno al triple de calorías. Otra de las desventajas es su contenido en sal, que supera con creces el consumo diario recomendado por la OMS y establecido en tres gramos diarios. El organismo de las Naciones Unidas señala que un alimento excede su cantidad de sal cuando supera el 1,25% de su composición.
El tercer inconveniente es precisamente su variedad ‘light’, llamada de esta manera por su aporte calórico reducido. El problema de esta variedad es que contienen muchas menos vitaminas, suele tener una textura menos suave y agradable al paladar y, lo más importante, no produce el mismo efecto de saciado, por lo que podemos terminar consumiéndolo en mayores cantidades. Es por eso que se recomienda un consumo moderado y poco frecuente de la variedad normal.