Morderse las uñas es un hábito muy común entre las personas nerviosas. Déjalo atrás con estos sencillos trucos
Morderse las uñas es una manía que afecta a niños y adultos por igual. En los círculos clínicos se denomina onicofagia y los profesionales explican que ocurre en las situaciones más mundanas, generalmente como producto de factores que afectan directamente a la salud mental, como el estrés y la ansiedad. Seguramente alguien se habrá sorprendido a sí mismo mordiéndose las uñas en los instantes previos a hacer un examen importante, cuando un jugador se su equipo va a lanzar un penalti decisivo o cuando va a encontrase con esa persona especial en su vida.
Si nos remitimos a estos casos particulares, es muy posible que la onicofagia sea un indicador claro de ansiedad. En estos casos, la literatura académica propone una serie de soluciones que van de más elemental a más profesional. Te las explicamos todas con detenimiento para que te quites esa fea manía de una vez por todas y puedas mejorar la estética de tus manos.
La solución más habitual, sobre todo para los niños, es la aplicación sobre las uñas de un esmalte que puede adquirirse en las farmacias y que presenta un sabor muy amargo y desagradable. Se trata de un castigo positivo que intenta convertir la respuesta de morderse las uñas en aversiva. Sin embargo, es tedioso de aplica y podría resultar contraproducente en adultos.
La segunda la alternativa es la de envolver las uñas con tiritas o esparadrapo, de forma que no se pueda morder. Esta alternativa también es descartable porque limita la movilidad de los dedos e incluso puede producir la pérdida de sensibilidad en la zona, dificultando acciones cotidianas como el tecleo en el ordenador.
La fórmula secreta
La fórmula secreta, pues, no es otra que esforzarse por reducir los niveles de ansiedad de nuestro día a día. Esto puede conseguirse haciendo ejercicio regularmente, pues la práctica deportiva libera los niveles de serotonina en el cerebro. Basta con que salgamos de casa y caminemos durante al menos una hora para respirar aire fresco y sentirnos más relajados en líneas generales.
También puede conseguirse si nos centramos en tareas que ocupen nuestra atención y la distraigan de morderse las uñas. Esto se debe a que el otro motivo de morderse las uñas suele ser el aburrimiento. Por ejemplo, cuando asistimos a una clase que nos parece densa y pensada.