Los centenarios están cada vez más presentes en la sociedad y, la mayoría de ellos, mantienen hábitos comunes
La esperanza de vida es uno de los factores sociales de cambio más importantes del último siglo. Los centenarios, a día de hoy, se cuentan por millones y el mundo está siendo testigo de una prolongación generalizada de la vida.
Por supuesto, la longevidad responde a factores genéticos y a carácteres heredados que, de forma fundamental, influyen en el desarrollo de la vida y llegan a prolongarla hasta puntos extraordinarios. Sin embargo, llevar un estilo saludable y responsable también tiene una gran influencia en la calidad y extensión de la vida.
A lo largo de las últimas décadas, los científicos han profundizado en el estudio de la longevidad, tratando de investigar cuáles son los factores comunes para que se produzca esta. De tal forma, han llegado a conclusiones interesantes que pueden ayudar a orientar al resto de ciudadanos sobre cuáles son los mejores estilos de vida para vivir más años y en mejor condiciones.
La dieta es fundamental
“Somos lo que comemos” es lo que reza un conocido refrán popular que, no se aleja demasiado de la realidad.
Así, llevar una dieta variada y sana puede ayudar de forma muy importante a extender la vida. En particular, los científicos han llegado a la conclusión de que dietas ricas en plantas, vegetales y sin alcohol son comunes en centenarios y alargan la vida a la vez que mejoran su calidad.
Otro factor fundamental es el sedentarismo. El sedentarismo es una práctica nociva que tiene efectos devastadores a corto y a largo plazo sobre la calidad de vida. De tal forma, llevar una vida sedentaria e inmóbil resuelve en músculos atrofiados, huesos mal desarrollados, ganancias de peso abusivas u otros factores dañinos y perjudiciales. Los científicos recomiendan un estilo de vida activo, que no tiene porque implicar una cantidad extraordinaria de ejercicio. Llevar patrones de movilidad, yendo al trabajo andando, o subiendo las escaleras de casa pueden ayudar a mejorar la vida e, incluso, alargar sus años.
La socialización: lo fundamental
Socializar es vivir. Así lo determinan los científicos en absolutamente todos los estudios. Mantener una vida social, con amigos, pareja o familia, salir a comer, celebrar fiestas o reuniones y, en definitiva, comunicarse con otras personas tiene efectos beneficiosos y demostrados. La socialización implica mejores respuestas de nuestro sistema, ayuda a mantener el cerebro activo y a ser más felices, una práctica muy beneficiosa.