Los guisantes son una de las verduras favoritas de la mayoría. Te explicamos por qué deberías incluirlos en tu dieta
Los guisantes siempre han sido una de las verduras preferidas por los niños. Las razones se deben a que, al contrario que otras de su familia como las acelgas, no presentan una textura blanda y su sabor es muy suave y, por lo general, agradable al paladar. Es por este motivo por el que no solo se han servido por separado acompañados de dados de jamón sino también como guarnición para acompañar platos de carne o pescado. Pero, ¿cuál es su valor nutricional?
Pues bien, como la mayoría de las verduras, los guisantes cuentan con una gran cantidad de beneficios para la salud, empezando por su importante aporte proteico de origen vegetal. Su valor proteico es muy similar al que se obtiene al comer un huevo entero, por lo que si se complementa su ingesta con la inclusión en la dieta de frutos secos o cereales integrales, se puede lograr una base de proteínas suficiente.
Los guisantes también contienen una pequeña cantidad de hidratos de carbono de absorción lenta, lo que favorece el efecto de saciado y los hace especialmente adecuados para ser consumidos antes del ejercicio físico, donde se quemarán rápidamente. Esto, sumado a su casi inexistente contenido en grasa los convierte en una opción muy viable para dietas centradas en la pérdida de peso corporal.
Los guisantes también son ricos en una amplia variedad de minerales como el potasio, el fósforo, el hierro, el magnesio, el sodio, el cinc, el selenio o el calcio. La mayoría de ellos tienen propiedades antioxidantes, ideales para los deportistas por su capacidad de regeneración del tejido muscular y el fortalecimiento del sistema óseo, así como por su gran papel en el atraso de los signos de la edad como las arrugas y las canas.
Vitaminas y fibra
Los guisantes también son ricos en vitamina A, B y C, que tienen efecto directo sobre el aparato circulatorio al facilitar la circulación sanguínea, reducir la presión arterial y mantener a raya el colesterol LDL o «malo».
Finalmente, esta verdura también tiene un alto contenido en fibra, lo que ayuda a prevenir el estreñimiento, favorece el tránsito intestinal y genera, junto a los hidratos de carbono de absorción lenta, un efecto de saciado ideal para aplacar el hambre sin ingerir una cantidad importante de calorías.