La polineuropatía diabética deriva de la diabetes y es necesario un rápido control para que no haya más complicaciones en el diagnóstico.
Los cuerpos de los seres humanos reaccionan diferentes ante una misma enfermedad y a veces hasta resulta nocivo comparar casos. Sin embargo, en la medicina existen estadísticas que sirven para analizar distintas variables y obtener conclusiones. Desde esos números, en los últimos tiempos, los profesionales alertan con preocupación lo que se llama “polineuropatía diabética dolorosa”, que es un padecimiento que deriva de la diabetes.
¿Qué nos explican las cifras en este caso? Primero, las estadísticas indican que la polinauropatía diabética ya está afectando a una de cada tres personas que sufren diabetes. También las cifras nos informan que son 537 millones de personas las que tienen diabetes en el mundo, según los datos que aporta la Federación Española de Diabetes. Es probable que haya muchos más, pero ni siquiera lo saben porque no fueron al médico o no tienen acceso a un hospital.
De esas 537 millones de personas con diabetes, más de 61 millones son europeos o viven en Europa. Y hay casi seis millones que están en España, algo que, obviamente, enciende la alarma del Estado español y pone sobre la mesa una pregunta: ¿se está comiendo bien en España? Comer bien no es lo mismos que comer rico.
Los síntomas de la polineuropatía diabética dolorosa
La polineuropatía diabética consiste en un dolor sobre el que todavía falta mucha información. Ese dolor se produce por un daño en los nervios que deriva de las altas concentraciones de glucosa en la sangre.
¿Cómo nos damos cuenta de que padecemos esta enfermedad? La respuesta sencilla y principal es obvia, pero vale la pena repetirla siempre: yendo al médico. Eso sí, ya hay síntomas que nos pueden ir dejando pistas, sobre todo si, además del dolor, vamos sintiendo quemazón, debilidad muscular, calambres, si notamos que las piernas y los pies se nos duermen, si vemos que aparecen úlceras, infecciones u otros daños en los huesos, si tenemos como una sensación de hormigueo o ardor.
Como toda enfermedad, antes de curarla es mejor prevenirla. Y en este punto, los profesionales recomiendan, entre otros puntos, evitar el cigarrillo, no engordar demasiado, estar atentos al riesgo cardiovascular y prestarle atención al control de la hiperglucemia.