Las acelgas son una de las verduras más comunes pero también una de las que genera más sentimientos encontrados. Te contamos sus beneficios
Tan aborrecidas como amadas, las acelgas son una de las verduras más habituales y de las que con más frecuencia acude a nuestra mente cuando el doctor nos recomienda consumir más alimentos verdes. Su textura blanda es tan repudiada como adorada y muchos de los que se encuentran en el primer caso hincan sus razones en una mala experiencia en el pasado, probablemente durante su más tierna infancia, cuando sus respectivos padres les obligaban a tomar dos bocados más antes de poder levantarse de la mesa.
Sin embargo, las acelgas, como la mayoría de verduras esconden, detrás de su apariencia poco deseable, un buen puñado de beneficios para nuestra salud. Estos son algunos de los más reseñables. El primero es un aporte considerable de vitamina K, que a su vez contiene calcio en grandes cantidades, el principal responsable del fortalecimiento de los huesos. La vitamina K permite aumentar la densidad ósea, lo que previene futuras enfermedades como la osteoporosis y las fracturas. Se recomienda especialmente en futbolistas por el constante impacto de los tobillos durante la práctica deportiva.
Además, el calcio presente en la vitamina K tiene propiedades beneficiosas sobre la circulación sanguínea. El consumo moderado de acelgas ayuda a reducir la presión arterial y a mantener el tejido de los vasos sanguíneos en buen estado lo que, a la postre, terminará mejorando la circulación de la sangre. Además, mantiene a raya los niveles de colesterol LDL o «malo», impidiendo el estrechamiento de los vasos y previniendo a largo plazo hemorragias internas e infartos. Además, la vitamina K ayuda a la cauterización de heridas y acelera el proceso de coagulación cuando hay una abierta, lo que disminuye la pérdida de sangre en caso de cortes.
La fibra
La acelga contiene un componente que también está presente en una amplia variedad de frutas: la fibra. La fibra actúa directamente sobre el aparato digestivo, liberando los ácidos biliares del páncreas, el principal responsable de la eliminación de los lípidos y del colesterol LDL en sangre.
Además, la fibra favorece el tránsito intestinal, impidiendo el estreñimiento y previniendo la aparición de varios tipos de cáncer vinculados al aparato digestivo como el estomacal o el colorrectal. Y lo mejor de todo es que solo necesitarás cocerlas con poca agua durante tres o cuatro minutos para disfrutarlas.