Muchos de los avances científicos de la humanidad han tenido cabida en prácticas poco morales y éticos aunque se han llevado a cabo
La ciencia siempre ha sido capaz hacer que el mundo avance, pero también sabernos entretener, reír y sorprender. Igualmente, la ética muchas veces no ha sido amiga de la ciencia porque se han cometido verdaderas atrocidades bajo la bandera de la evolución de la humanidad y de las mejoras de las condiciones de todos los ciudadanos. Pero evidentemente, hay límites que no se pueden superar ni traspasar.
Inevitablemente, de las mentes privilegiadas y de las continua pruebas y ensayos que se han realizado a lo largo de la historia han ido sucediéndose un sinfín de experimentos, incluso inventos, que han supuesto avances extraordinarios, aunque haya otros que sean verdaderas herramientas terroríficas. Hay para todos los gustos.
El test de Marshmallow trata de valorar el autocontrol que podamos tener sobre nosotros mismos después de obtener una prima. Data de los años 60, a un pequeño se le daba la opción de coger entre un premio al momento o dos pequeños si esperaba un espacio de tiempo marcado por quince minutos. Aquí salió a la luz que los pequeños supieron ser pacientes y adquirir la segunda opción. Además, se reflejó que la edad también influía, al igual que las niñas sería más pacientes.
La ciencia ha dado experimentos graciosos y terroríficos
El doctor Stanley aseguró que los bandidos, malhechores y gente de mal vivir poseía una menor cantidad de testosterona que aquellos que no lo eran, y de ahí que fueran más propensos a cometer un asesinato. Un trabajo se resume en cambiar los testículos de varios de estos forajidos encarcelados por otros reclusos que ya habían fallecidos.
Si hablamos de la pulga de arena, se trata de un parásito que trae de cabeza a muchas personas en ubicaciones como África, la India o países Sudamericanos, ya que se introducen bajo el pellejo de los mamíferos y realizan su vida procreando y viviendo. Esto salió a la luz de la mano de Marlene Thielecke, una científica germana que lo sufrió en sus propias carnes.
Para concluir, vamos a hablar de una leyenda que nunca fue verdad pero que durante varios años de la historia se creía que había sido así y se había dado. El experimento ruso del sueño surge durante la Guerra Fría y se aplicó, aunque realmente no fue así como decimos, varias personas presas acusadas de alta traición. Se les obligaba a permanecer despiertas quince jornadas seguidas, en un pequeño habitáculo. Esto producía que pasado esos días sufrieran perturbaciones mentales muy graves. Esto nunca sucedió pero aún hay individuos que se lo creen.