Cada día conocemos más términos que pueden describir cómo nos sentimos en el trabajo y la mitología clásica esta presente en este
El trabajo cada vez se vuelve más exigente y hace que nosotros mismos nos pidamos cada vez más, quitándonos tiempo de todo aquello que creemos menos importante para centrarnos en una actividad laboral que poco a poco nos va condenando a más horas de dedicación. Estas cuestiones pueden venir propiciadas por la propia personas y sus ganas de mejorar en el día a día o bien por un jefe demasiado exigente con sus empleados. Existe mucha terminología sobre el entorno laboral pero te presentamos una nueva palabra que también se ha unido a la familia y nos hará compañía en lo sucesivo.
Se trata de la sisifemia. Esta viene dada por gentileza de Sísifo, miembro de la mitología clásica, que quería escapar de la muerta y los dioses lo condenaron a subir una roca eternamente, y repetir la acción una y otra vez en el momento que superara la montaña.
Trasladado a las cuestiones propias de nuestro trabajo, significaría que esa persona está inmersa en horas laborales interminables, donde querer ser el mejor, sobresalir del resto, tener los mejores resultados o acaparar todos los elogios del jefe se convierten en una perfecta jaula de oro. Esta terminología es muy nueva, quizás ni la hayas escuchado aún, y viene a reproducirnos un trabajo extremo que en muchos casos se queda exento de premio o reconocimiento.
Conoce el nuevo trastorno laboral: la sisifemia
Cuando sintamos que tenemos una ofuscación por no conseguir resultados, ansiedad por conseguir objetivos, cansancio evidente y constante, unido a lo mental y no desistir hasta encontrar la perfección, tenemos que estar alerta porque podemos padecerla.
Las áreas laborales que son más sensibles a la hora de poder tener este síndrome son aquellas donde los resultados se pueden cuantificar de forma mensual o trimestral. El campo de marketing, áreas de comunicación, investigaciones o estudios, agentes comerciales o personas relacionadas con la sanidad pueden padecerlo.
Para evitarla tenemos que tener una perspectiva más amplia y una mente más abierta de lo que es en sí nuestra vida laboral. Debemos establecer límites, especialmente en horarios. Si hay que recurrir a la ayuda de profesionales para ello, no debe ser una cuestión que se descarte por sentir vergüenza. Es vital tener un equilibrio en lo laboral para poder tener una mejor eficiencia en nuestro puesto de trabajo. Estamos en unas jornadas donde la productividad lo es todo y conseguirla es la única meta para alcanzar el éxito, pero esto es algo que no se puede perpetuar en el tiempo porque simplemente es inviable para la salud y nuestra vida social. Y las consecuencia que acompañan ese elevado ritmo laboral son depresiones y malestares en el entorno familiar.
