Este es uno de los trastornos del sueño más peligrosos que existen

El sueño y su calidad siempre van a determinar nuestro desempeño al día siguiente. Este es uno de los trastornos del sueño más peligrosos

Dicen que no valoramos de verdad o que tenemos hasta que lo hemos perdido o estamos a punto de hacerlo. Y dormir bien es uno de esos placeres que deberíamos valorar más que ningún otro en el mundo. Al fin y al cabo, la calidad del sueño afecta directamente a nuestra vida cotidiana, condiciona nuestro desempeño en el trabajo y en las relaciones sociales y puede hacer que un día a priori bueno se torne gris en un abrir y cerrar de ojos.

La narcolepsia es uno de los trastornos del sueño más peligrosos. Al contrario que la parálisis del sueño, cuyo efecto es más bien pasajero, la narcolepsia puede prolongarse durante toda la vida. Se trata de una afección crónica para la que no existe una cura definida. Este desconocimiento del antídoto se debe principalmente a un igual desconocimiento de las causas que la provocan, por lo que hasta ahora tan solo se ha logrado dar con medicamentos para controlar al máximo sus efectos aversivos.

La narcolepsia se caracteriza por un estado extremo de somnolencia durante el período de vigilia, es decir, mientras estamos despiertos. Se produce por una alteración en el ciclo de sueño. Cuando alcanzamos la fase MOR o la fase de sueño profundo, en circunstancias normales, el cerebro cesa buena parte de su actividad, favoreciendo así el descanso muscular. En las personas que padecen narcolepsia, el cerebro permanece operativo y en constante actividad durante toda la noche, provocando que los músculos estén en tensión y que, llegada la vigilia, no puedan desempeñar su función correctamente.

Aunque aún no se han determinado con exactitud los motivos que conducen a este fenómeno, varios estudios apuntan a que podría tratarse de una actividad desmedida de los niveles de cortisol, la hormona que genera en nuestro cerebro el estrés y la ansiedad.

Los peligros

Las personas con narcolepsia deben evitar a toda costa conducir durante largo rato, pues corren el peligro de quedarse dormidos al volante y sufrir un accidente mortal. De la misma forma, es conveniente que no cocinen durante mucho tiempo por el riesgo a quemarse o cortarse.

Asimismo, deben extremar la precaución a la hora de exponerse a situaciones que impliquen el desencadenamiento de emociones intensas como la risa o la ira. Una carcajada prolongada  o un enfado requieren un esfuerzo muscular para el que el cuerpo no está preparado.