Existe una medicina casera y universal para acabar de una vez por todas con el estrés y la ansiedad. Y es la siguiente
El estrés y la ansiedad han sido compañeros de viaje de muchos lectores durante meses e incluso años. Aunque no adquieran la categoría ni cobre la intensidad de trastornos de la salud mental como la depresión, el ajetreo de la vida cotidiana puede ser suficiente para que el cortisol, la hormona que lo genera, redoble su actividad.
Y es que, si tenemos un trabajo muy demandante en el que siempre debemos estar pendientes del zumbido del teléfono o si somos estudiantes en una carrera que requiere la mejor versión de nosotros mismos, es posible que hayamos sufrido una de esas fatídicas noches en la que el techo amenaza con sepultarnos de un momento a otro. Pues bien, varios estudios han demostrado que esta situación puede remediarse a través de un antídoto que todos podemos administrarnos: la risa.
Cuando nos reímos, el cerebro libera endorfinas, las hormonas que provocan la sensación de paz y felicidad junto a la serotonina. Estas hormonas son absolutamente incompatibles con la actividad del cortisol, que descenderá en picado. Además, el estrés es uno de los principales culpables de que nos sintamos decaídos.
A largo plazo, el estrés es capaz de mermar las capacidades de nuestro sistema inmune, haciéndonos más propensos a convertirnos en huéspedes de virus y a contraer enfermedades que, en circunstancias normales, tal vez nunca habríamos padecido. Las endorfinas ayudan a fortalecer las defensas al enardecer el ánimo, por lo que seremos menos propensos a la enfermedad. Junto con el sistema inmune también aumentará nuestra autoestima. La mayoría de veces, un autoconcepto bajo proviene de una sensación de caos mental. La felicidad, asociada a la paz, aumentará la percepción que tenemos de nosotros mismos.
El dolor
Aunque parezca poco probable, la risa nos puede ayudar a combatir el dolor físico, no solo el mental. Una carcajada involucra a una gran cantidad de músculos, especialmente al diafragma, que se contrae continuamente, haciendo que desarrollemos masa muscular en el abdomen si lo hacemos a menudo.
Por ello, aunque sea de manera forzada, intenta reírte en tu día a día. Inténtalo. Levanta las comisuras de los labios y ensaya varias toses cortas y consecutivas. Al final terminarás arrancándole a tu organismo una carcajada limpia que te hará sentir mucho mejor y con la que podrás afrontar con más perspectiva los problemas del día.