Hacer ejercicio mientras estás de resaca podría no ser una buena idea. Te explicamos por qué es una decisión nefasta
Viernes de fiesta. Has salido de trabajar y tu grupo de colegas te ha animado a pasar la noche en un nuevo pub que han abierto en el centro de la ciudad. Consultas la agenda. La mañana siguiente parece despejada a priori. Puedes permitírtelo. Aceptas la invitación y te dejas llevar. Unas cuantas horas, luces de neón y música ensordecedora después, te despiertas en tu cara con unas ojeras prominentes y la sensación de llevar varios días despierto.
Te pesa todo el cuerpo. Te echas un poco de agua fría en la cara para tratar de despabilarte y decides mantenerte activo. Si te arrellanas en las illa del escritorio es posible que permanezcas ahí todo el día. Del sofá mejor ni hablar. Quizá sea una buena idea ir al gimnasio. Al fin y al cabo, el alcohol también puede sudarse, ¿no?
Error. El alcohol no puede sudarse. Aunque el hígado es el encargado de erradicar las toxinas que produce, su capacidad tan solo se limita a un chupito de vodka, dos copas de vina o un mini de cerveza en una hora. Si se supera esa cantidad, el alcohol no se eliminará inmediatamente del organismo y producirá la conocida sensación de resaca.
Machacarse en el gimnasio al día siguiente tampoco es una buena idea. La resaca se caracteriza por un puñado de síntomas entre los que se encuentran la fatiga muscular, el dolor de cabeza, el aletargamiento y la tristeza. Si notamos que nuestro rendimiento baja mientras estamos de resaca, es posible que estos síntomas se intensifiquen. A esto se le suma la deshidratación producida por el alcohol. Si realizamos un entrenamiento muy intenso teniendo resaca es posible que suframos bajadas de tensión o desmayos en el peor de los casos.
La alternativa
Realmente no existen muchas alternativas relacionadas con el ejercicio físico cuando se cae víctima de la resaca. Lo mejor es pasar un día muy relajado, realizando actividades que no requieran de un nivel de concentración muy elevado y con las que podamos relajarnos, como una película o un libro de trama sencilla.
Si, a pesar de todo, seguimos empecinados en hacer ejercicio, lo mejor es acudir al gimnasio para realizar una rutina de cardio muy suave, escogiendo una velocidad muy baja en la cinta de correr, la bici de spinning o la elíptica.