El estrés y la ansiedad no son sinónimos, son diferentes etapas y debemos evitar que de una se pase a la otra
La ansiedad y el estrés están cada vez más presentes en nuestro día a día y resulta en algunos casos realmente preocupante. Algo que en algunas situaciones se ha normalizado tanto que no echamos cuenta y terminan derivando en enfermedades mentales.
Es muy importante saber diferenciar el estrés, de la ansiedad, porque normalmente siempre van de la mano, siempre hablamos como si fuesen sinónimos y no lo son. El estrés viene primero, para que nos hagamos una idea es lo mismo que siente una gacela que está bebiendo en el agua y sabe que en cualquier momento puede salir el león.
El estrés es un exceso de cortisol, que es una sustancia que segrega nuestras glándulas suprarrenales cuando nosotros sentimos que estamos amenazados. Normalmente el estrés aparece cuando hay una situación que consideramos que nos supera, cuando tenemos más tareas que aquellas que podemos controlar. Es una sobreactivación interna y puede generar algún tipo de sintomatología como sudoración o hipertensión.
Evita que el estrés y la ansiedad derive en otras enfermedades
Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, es cuando aparece la ansiedad. Se trata de un cuadro clínico, de una patología que lleva asociada muchos problemas y que podríamos diferenciarlos entre problemas psicológicos y problemas físicos. La ansiedad aparece por tanto cuando el estrés se prolonga en el tiempo y no hemos sido capaces de afrontar esa situación.
La principales causas de estrés tienen que ver con todo lo que hay fuera de nuestro dominio. Nos hemos convertido en una especie de máquinas que constantemente tienen que estar cumpliendo una serie de objetivos, y muchas veces esos objetivos nos los marcamos sin tener en cuenta el factor humano, sin tener en cuenta el descanso, la diversión, nuestra vida social o la parte lúdica. Ese modelo de vida nos lleva a que nuestro cuerpo nos genere ese aviso.
Los síntomas pueden tener que ver con el cuerpo y se reflejan en palpitaciones, problemas del sueño, problemas de hipertensión o dolores musculares. Si vemos estos síntomas que nos obligan a retirarnos durante unos días es cuando se nos tienen que encender las alarmas y plantearnos en serio que quizás tenemos que buscar modelos diferentes.
Para hacer posible que el estrés no se convierta en ansiedad podemos recurrir a la meditación. Igualmente podemos hacer un baremo lógico de todas las tareas que tenemos y tener en cuenta aquello que es directamente responsabilidad nuestra y tenemos capacidad para cambiar. Aquello en lo que puedo influir pero no depende de mí. Y aquello que para nada depende de mí. Siempre que estemos ante una situación que nos pueda generar estrés es importante hacer este ejercicio. Si yo quiero tener el mismo grado de responsabilidad en esas tres cuestiones seguro que nos vamos a estresar. Acudir a un profesional siempre es la mejor forma de resolver muchas cuestiones y sobre todo prevenir estos estados que pueden hacernos tanto mal.