Dormir de día puede resultar fatal para tu organismo. Te contamos por qué deberías dejar de hacerlo lo antes posible
No dormimos de día por casualidad. Siempre nos han intentado transmitir e incluso inculcar a fuerza de golpes que el ser humano se acostumbra a cualquier circunstancia, a cualquier cambio que altere su rutina, por muy drástico que este sea. Sin embargo, esta circunstancia no es aplicable a todo. Existe algo a lo que el cuerpo no puede oponerse ni mucho menos asimilar: la alteración de los ciclos biológicos.
Los ciclos biológicos son esos patrones de conducta que nos vienen dados como pertenencia a una determinada especia y que, por mucho que nos cueste, son inamovibles y una alteración en su discurrir habitual también provocará cambios significativos en nuestro comportamiento y determinará nuestra rutina diaria. Uno de los más comunes es el ciclo día-noche, que también suele denominarse ciclo sueño-vigilia.
No es casualidad que estemos cansados durante la noche. Cuando oscurece, nuestro cuerpo empieza a segregar melatonina, la hormona asociada con el descanso y con el cese de la actividad. La producción de esta sustancia es directamente proporcional a la cantidad de luz solar que el cuerpo es capaz de detectar. En el momento en que los primeros rayos del alba colorean el cielo, la producción de melatonina se detiene y el organismo se convierte nuevamente en una fuente de energía.
La noche, con su inevitable ausencia de luz, es el momento escogido por el cuerpo para detener la producción de la sustancia y, por tanto, si trabajamos de noche o nos quedamos estudiando hasta que caiga la madrugada, estaremos alterando inconscientemente el ritmo de producción de melatonina. Esto puede traer aparejado un aumento de la presión arterial así como diversas afecciones cardiovasculares por el aumento del nivel de azúcar en sangre.
Trabajar de noche
Si, como los búhos, te ves obligado a trabajar de noche, entonces debes asegurarte de que tu cuarto esté lo más oscuro posible cuando duermas durante el día, que el colchón sobre el que descanses te permita un sueño de calidad y duradero y que las almohadas sean blandas para evitar contracturas cervicales.
Por supuesto, debes dejar atrás bebidas estimulantes para mantenerte despierto como el alcohol, el café o bebidas energéticas y haber realizado ejercicio físico durante al menos treinta minutos al día para garantizar el cansancio físico y un mejor descanso.