Entrenar con frío podría no ser la mejor de las opciones. Te contamos las precauciones que debes tomar
Llegan las Navidades y vienen acompañadas de un espeso manto helado que se cuela por las gritas de las paredes y traspasa nuestras capa de piel para instalarse en nuestro interior y, si no tenemos el cuidado suficiente, causarnos una hipotermia que podría tenernos postrados en la cama durante días. Claro, que eso sería en el peor de los casos. Pongámonos entonces en una situación mucho más común.
El gimnasio. Eso que se ha convertido en una parte esencial de tu rutina desde hace ya una temporada. Hace frío y, ciertamente, lo detestas, pero no por ello vas a dejar de levantar hierro. Además, con las fiestas a la vuelta de la esquina es muy posible que pierdas el autocontrol y te excedas con la comida, especialmente con los dulces. En esta época más que en ninguna otra es necesario quemar calorías a toda costa.
Pero, ¿cómo hacerlo? ¿Podemos acudir al gimnasio como de costumbre o debemos tomar alguna precaución adicional? Pues bien, si tu lugar predilecto para entrenar no está bien equipado con calefacción o termostato, es conveniente que seas tú quien se equipe correctamente. Puedes hacerlo llevando prendas que permitan la transpiración del calor corporal y que cubran las partes distales, es decir, la cabeza, las manos y los piel. Puede tratarse de gorros de lana fina, guantes o calcetines gruesos.
En cualquier caso, deben evitarse los períodos de descanso elevados, puesto que es en ese cese de actividad donde corremos el riesgo de pescar un resfriado. Por tanto, si escoges un entrenamiento de alta intensidad basado en burpees, flexiones y sentadillas o similar, asegúrate de que las series son adecuadas o bien establece un circuito para no permanecer mucho tiempo reponiendo fuerzas.
Si realizas un entrenamiento al aire libre, es muy habitual que pienses que, si ejecutas un calentamiento un poco más largo de lo previsto lograrás entrar en calor y hacer frente a las bajas temperaturas. Sin embargo, los expertos aseveran que estos segundos extra pueden suponer un importante déficit de oxígeno que termine lastrando el resto de la sesión.
También conviene respirar adecuadamente, no olvidarse de inhalar por la nariz y exhalar por la boca. El frío nos hace respirar únicamente por la boca en muchas ocasiones, pero esto es extremadamente desaconsejable en la práctica deportiva.
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