Si te sangra la nariz con mucha frecuencia, sigue estos sencillos pasos y resuelve el problema en un abrir y cerrar de ojos
Seguro que te ha ocurrido alguna vez. Notas un líquido descendiendo rápidamente por tus fosas nasales, te cubres la nariz para evitar que se precipite al suelo y, cuando descubres la mano para ver de qué se trata, reparas en que tiene un color rojo intenso. El sangrado de nariz o hemorragia nasal es uno de los problemas más comunes en lo que atañe a la nariz y también es relativamente frecuente en invierno.
En esta época del año son muy habituales los resfriados, que generan varias capas de mucosa adicionales que obstruyen los orificios nasales, impidiendo así la normal entrada de aire a través de ellos. Esto, sumado a que por lo general el aire respirado en interiores tiende a ser más secos puesto que proviene de calefacción central o estufas. En consecuencia, los diminutos capilares que se extienden por los orificios nasales revientan, provocando el sangrado al que estamos acostumbrados.
Sin embargo, estas no son las únicas causas que pueden provocar una hemorragia nasal. De hecho, los niños pequeños suelen padecerlas a menudo por su tendencia a hurgarse la nariz e incluso puede tratarse del efecto adverso de una medicación determinada, como por ejemplo algunas cremas para combatir el acné y la aparición de granos o la inhalación de algunas sustancias químicas por accidente o bien el consumo de drogas que se administran por vía nasal como la cocaína.
No obstante, también existen diversas formas de detener la hemorragia si esta no presenta una causa agravante como la ruptura del tabique o la desviación de algunos de los huesos que conforman la estructura de la nariz. En ese caso, aquí te compartimos algunos pasos que puedes dar para cortarla lo antes posible.
Los remedios
El primer remedio y el más habitual es el de apretar las fosas nasales con fuerza con los dedos pulgar e índice de forma que las fosas nasales permanezcan cerradas durante al menos diez minutos. Acto seguido, deberemos inclinarnos hacia delante para evitar tragar sangre y respirar siempre por la boca.
Mantenerse en esta postura durante el tiempo indicado hasta que la hemorragia se detenga. También se puede aplicar frío a la zona, pero en ningún caso se debe taponar los orificios con una gasa o pañuelo de papel. Esto solo dificultaría el proceso.
