La cretina forma parte de la rutina diaria de muchos usuarios habituales del gimnasio. Te contamos qué hay de cierto en sus propiedades
No hay duda de que el culo al cuerpo se ha convertido en una práctica cada vez más extendida. Y resulta lógico si pensamos en que la sociedad de hoy está más preocupada que nunca por proyectar una imagen propia favorable a través de las publicaciones en redes sociales. Y esta imagen se corresponde con el físico, con un cuerpo trabajado y logrado a fuerza de invertir horas y horas en el gimnasio.
Los hay que han visto resultados de forma natural, ciñéndose a rutinas estrictas y haciendo gala de tesón y disciplina. Sin embargo otros han preferido tantear con medios algo más artificiales. Y sí, estamos hablando de esos suplementos que supuestamente agilizan el proceso de la tonificación. Uno de los más populares es la creatina, consumida con cierta asiduidad por muchos deportistas por sus presuntas propiedades ergogénicas, es decir, de incremento de la potencia muscular. Te desmentimos algunos mitos relacionados con ella.
La creatina no es un tipo de esteroide anabólico. Mientras que estos últimos simulan la testosterona del cuerpo para lograr un mejor rendimiento, la creatina tan solo es una inyección de energía extra a los músculos para que estos puedan desarrollarse de forma natural. Esto no significa que los músculos crezcan por sí solos sino que aumentan su capacidad de resistencia para añadir un extra de intensidad en el gimnasio. Por tanto, la creatina debe compaginarse siempre con un entrenamiento adecuado, puesto que, si no se entrena, los músculos no crecerán por ciencia infusa.
No obstante, es muy importante dosificarla. La creatina provoca que los músculos retengan más agua de lo normal, lo que se traduce en un mayor esfuerzo físico para liberar el líquido y hacer que estos se endurezcan. Otra de las razones por las que, si no se complemente con un ejercicio físico adecuado, puede generar flacidez.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Aunque poco común, la creatina puede provocar malestar estomacal y trastornos en el correcto funcionamiento del tránsito intestinal. Si se perciben molestias en la boca del estómago, se debe detener el consumo inmediatamente.
Finalmente y precisamente porque aumenta la retención de líquidos, es muy probable que también aumente ligeramente nuestro peso. En cualquier caso, lo mejor es consultar con un médico especialista antes de empezar a consumirla.
A pesar de ser muy consumidas en Semana Santa, siempre es un buen momento para…
Si eres de comprar muchas latas de atún y no te quieres repetir en las…
Elaborar los famosos merenguitos es bastante sencillo y se puede hacer con apenas tres ingredientes.…
Acompaña el solomillo con una deliciosa salsa que hará de este el plato estrella en…
Entramos en época de alergias y los estornudos aumentan, por lo que hay que extremar…
Los gases pueden llegar a crear una gran incomodidad, pero estos tienen una sencilla solución …