Existe un entrenamiento indispensable para todos los deportistas aficionados del running. Te contamos cómo llevarlo a cabo
Correr ha sido siempre uno de los deportes más elementales y completos que existen. Muchos lo han puesto por delante de otras prácticas deportivas por su increíble facilidad para ser puesto en práctica en cualquier circunstancia. Y es que, si deseamos hacer este ejercicio, tan solo debemos atarnos bien las deportivas, ponernos ropa que transpire y salir a la calle o bien subirnos a una cinta. Sin embargo, como ya comentamos, la situación cambia cuando hace frío.
El frío invita a la mayoría de la población a resguardarse en la comodidad de sus hogares junto a una estufa mientras se deleitan con algún plan sedentario como leer una buena novela o ver una película. Y esto, aunque contribuye al desarrollo personal, termina relegando la práctica deportiva a un segundo plano en el que nunca debería permanecer. Por ello, estas Navidades, si tu gimnasio de confianza está cerrado te animamos a hacer un ejercicio para entrar en calor.
Te recomendamos probar la subida de cuestas. Localiza un lugar cerca de tu cada en el que encuentres una pendiente relativamente pronunciada. La inclinación te permitirá trabajar tanto la parte aeróbica, más centrada en el cardio, como la anaeróbica, enfocada en la fuerza y no en el movimiento. Se trata de realizar series de alta intensidad en las que el ascenso se haga con zancadas lentas y seguras y el descanso, con pasos cortos y rápidos. Se repetirá la operación al menos una docena de veces antes de detenernos a recobrar el aire unos segundos y retomar la actividad. Aunque no tiene efectos en el corto plazo, dentro de un tiempo notaremos cómo se tonifican los músculos del tren inferior y cómo nuestra resistencia aumenta considerablemente.
La técnica
Para proceder ante una cuesta arriba, se debe mantener una postura lo más erguida posible, sin evitar mucha inclinación que pueda afectar a la zona lumbar. Para ganar impulso se han de mover los brazos alternativamente y de forma enérgica, acompasándolos con las pisadas para un mejor resultado.
En cambio, para proceder en una cuesta abajo lo mejor es apretar el abdomen para cerciorarnos de que la espalda no se arquea hacia atrás más de lo debido o, de lo contrario, la zona lumbar sufrirá las consecuencias a medio plazo. Tampoco debemos aumentar la velocidad sino mantener un ritmo constante a través de pasos cortos y sucesivos.
