Las bajas de tensión pueden ser habituales en cualquier época del año y circunstancia. Te enseñamos cómo proceder de forma adecuada
Seguro que alguna vez has vivido esa época de estrés máximo que precede al período de los exámenes finales. Puede que hayas pasado horas y horas encerrado entre las cuatro paredes de tu habituación, luchando por que esa lección de Historia se grabe a duras penas en tu cabeza. Y, con un poco de suerte, el recuerdo se mantenga intacto cuando al día siguiente te sientes frente al papel. Quizás en esta situación has empezado a notar cómo tus fuerzas flaquean, tus músculos se relajan en exceso y te ves obligado a sentarte en una silla por temor a precipitarte al suelo.
Probablemente, si alguien fuera testigo de esta escena, habría observado cómo tu piel se torna lívida, cómo tu respiración es entrecortada y ruidosa y cómo, en algunos casos, tus dedos empiezan a temblar. Es lo que se conoce como una bajada de tensión o, lo que es lo mismo, una presión arterial baja. Cuando este sucede, los vasos sanguíneos se dilatan en exceso, provocando que fluya a través de ellos mucha más sangre de lo recomendable.
La causa más habitual es la deshidratación, aunque puede haber otras menos típicas como las infecciones o los efectos adversos de un medicamento de tipo diurético. La mejor opción y también la más sencilla de poner en práctica es hidratarse, beber agua de forma asidua para favorecer la circulación sanguínea. Basta con tener al lado una botella a la que ir dando sorbos pequeños. Asimismo, debe evitarse la ingesta de bebidas diuréticas como el té, que favorecen la eliminación de líquidos del organismo. Las infusiones, los zumos naturales y algunos alimentos ricos en agua como el pepino o el calabacín también pueden incluirse dentro de la dieta para afrontar la hipotensión.
El calor
Uno de los mayores enemigos de la hipotensión es el calor. El calor y, en general, las altas temperaturas, dilatan los vasos sanguíneos y aceleran de forma desmesurada la circulación de la sangre. Si no hay más remedio, entonces procura llevar ropa fresca y cómoda y alejarte lo máximo posible de la incidencia de la luz solar.
Si empiezas a notar los primeros síntomas, también puedes agacharte y cruzar las piernas en forma de tijera, o bien recostarte y apoyar el tren inferior en un sitio elevado. De esta forma, el flujo sanguíneo de las piernas pasará al corazón, evitando la disminución de la presión arterial y la bajada de tensión.