Si guardas en tu zapatero un par de zapatos a estrenar que no puedes ponerte porque te aprietan demasiado, tienes que probar este truco casero.
Todo el mundo guarda en su zapatero un par de zapatos que no puede ponerse porque le aprietan demasiado. Cuando se trata de elegir calzado debemos optar por los más cómodos y de mejor calidad. Sin embargo siempre hay excepciones. Esos tacones que se pusieron de moda y nos compramos aunque no nos quedaban bien, esa última talla de las deportivas que queríamos sí o sí, o esas botas que nos regalaron en Navidades. Afortunadamente siempre hay algún truco casero que puede ayudarnos en este tipo de situaciones.
Uno de los trucos más populares e inculcados por nuestras abuelas ha sido el de utilizar un secador de pelo para estirar botas, zapatillas u otros calzados. Otro que quizás también te sonará es el de usar el congelador para agrandar la parte delantera del zapato. Sin embargo, existe una forma más efectiva de conseguir los mismos resultados sin recurrir al frío o al calor. Solo necesitarás un ingrediente de cocina para lograrlo. Toma nota.
Seguramente alguna vez has escuchado o incluso probado el truco de aplicar calor con el secador a los zapatos para ensancharlos. Esta popular forma de hacerlo resulta bastante efectiva cuando el calzado es de cuero o gamuza. Sin embargo no es tan efectivo cuando el material es más delicado. Lo mismo sucede con el truquito del congelador heredado de nuestras abuelas. Llenar una bolsa con agua, meterla en el zapato y de ahí pasarlo al congelador, puede servir con algunas deportivas, pero no con otros calzados. Pues corremos el riesgo de estropearlos.
Existe un truco bastante menos arriesgado y efectivo que los dos anteriores y con el que solo necesitas usar un ingrediente de cocina, o mejor dicho un alimento. Hablamos de una patata. El truco de la patata funciona muy bien con todo tipo de calzados y consiste en lavar y pelar este tubérculo y dejarlo secar durante unas horas.
Pasado este tiempo introducirlo en el interior del zapato y meterlo hasta el fondo, en la parte de la punta. Déjalo reposar durante al menos 10 o 12 horas y luego retira la patata. Por lo general el calzado habrá tomado la talla deseada, pero si no es así vuelve a repetir el proceso. Lo que ocurre con esta técnica es que el material absorbe la humedad del alimento y por lo tanto se estira, consiguiendo que quede más suelto.
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