A la hora de hacer la compra en un supermercado hay varios productos que debemos evitar para no poner en riesgo nuestra salud.
Hacer la compra no es solo una tarea más de nuestra lista que podamos hacer de forma rápida y sin prestar atención. Cuando se trata de escoger determinados productos y alimentos debemos estar alerta y tener especial cuidado, pues no todos son recomendables ni seguros. Algunos pasan por procesos de adulteración que por unos motivos u otros podrían contaminar los alimentos y poner en riesgo nuestra salud. Te contamos tres de esos productos que no debes comprar bajo ningún concepto en el supermercado.
Después de un duro día de trabajo lo que menos nos apetece es cocinar. Por eso no es de extrañar que cada vez consumamos más productos preparados del supermercado, listos para consumir de manera inmediata. Verduras lavadas y cortadas, carnes preparadas, latas de comida, platos envasados a solo un golpe de microondas para comer… Sin embargo, esto no es siempre lo más recomendable, pues ya sea en el envasado o en el transporte, estos productos experimentan a veces alteraciones y cambios que pueden aumentar su riesgo al consumirlo. Te explicamos el motivo de la mano de una ingeniera de alimentos.
Presta atención a estos productos antes de comprarlos en el supermercado
Montse Melendez (@monalimentos), ingeniera de alimentos y divulgadora, advierte en su perfil de Instagram de las graves consecuencias que tiene para nuestra salud comprar productos cuyos envasados están defectuosos. Latas golpeadas, envases inflados o carnes o pescados mal refrigerado son un caldo de cultivo para la proliferación de microorganismos u otras bacterias perjudiciales para nuestro organismo. Muy atentos a los motivos.
En primer lugar Melendez pone el foco en los envases inflados. Cuando compramos fiambre o queso loncheado suele venir en este tipo de envoltorio, pues bien si notas que el plástico está hinchado no lo compres bajo ningún concepto. Esto quiere decir que se desarrollaron bacterias en su interior que producen gases y el alimento ya está contaminado.
Por otro lado, las latas golpeadas o abolladas son también un riesgo para nuestro cuerpo. Ese golpe que se ha podido producir durante el transporte, almacenamiento o reposición del producto, puede haber creado una fisura en el interior de la lata facilitando la entrada de microorganismos. Lo que podría llegar a producirnos alguna infección bacteriana.
Por último, carne o pescado mal refrigerado. Cuando vamos al supermercado solemos encontrar alimentos crudos en camas de hielo, pero esto no nos garantiza que la temperatura se distribuya uniformemente por el producto. Lo que puede facilitar la entrada de microorganismo como la salmonela.