Las grietas de una pared son una visión muy molesta, sobre todo si acostumbras a recibir invitados. Te enseñamos a taparlas de forma correcta
Vamos a ponernos en una situación muy mundana y sencilla. Imagina por un instante que quieres hacer reformas en casa. Has decidido invertir a lo grande, cambiar el alicatado del baño, renovar las baldosas del suelo y, por supuesto, también darle varias manos de pintura a la pared para intentar aportarle un toque más moderno. Pero hay un pequeño problema: una grieta de una docena de centímetros atraviesa la superficie y afea la visión del conjunto.
Resulta inútil empapelarla pues, aunque la cobertura de papel puede disimular alguna mancha o humedad, difícilmente puede servir de escudo a una grieta profunda. Además, hay que tener en cuenta que es bastante común que en los huecos que se forman en dichas grietas aniden inquilinos no gratos como las cucarachas, las hormigas o las polillas. Estos dos son motivos de peso para que te decidas de una vez por todas a sellarlas y poner fin a los problemas. Te enseñamos cómo hacerlo.
Lo primero que des hacer es empuñar una buena espátula y comenzar a escarbar con el pico de la herramienta en la zona recorrida por grietas. Esto hará que se desprenda todo el yeso que no esté firme o, lo que es lo mismo, que la superficie que deseas sellar esté libre de restos de pintura, polvo o suciedad acumulada por la continua exposición a la luz y al aire.
Después debemos coger una brocha y acabar con los últimos retazos del polvo que con total seguridad se habrá acumulado en ella. Una vez nos hayamos cerciorado de que la zona esté limpia, agarramos un pulverizador de agua y lo esparcimos por todo el diámetro comenzando desde el punto más bajo y subiendo hasta cubrir toda el área.
Tapar y secar
Cuando hayamos acabado de aplicar la solución de agua, tan solo resta tapar y secar la zona. En primer lugar debes hacerte con una pasta especial para este tipo de actividad llamada Aquaplastat que puede adquirirse en la mayoría de tiendas especializadas en bricolaje.
Una vez aplicada, deja que la pasta se seque, lima con un taco de lija hasta que logres nivelar la pared y remata la faena con un paño humedecido para acabar con el polvo resultante de la operación. Ya puedes empapelar la pared a tu gusto sin miedo.