Las ciruelas son una fruta propia del verano pero disponible durante todo el año. Te contamos los beneficios que tiene en tu salud
Las ciruelas son una fruta más propia del verano, pero igualmente disfrutable en invierno. Algunas la conocerá por esa vieja fábula de tradición popular en la que un par de niños rateros se colaban en el jardín de un propietario acaudalado para robarle las ciruelas maduras. Cuando ya las habían cercenado de la rama y se hallaban a punto de volver sobre sus propios pasos, el propietario descubrió la fechoría y comenzó a correr tras ellos armado con una escopeta.
Finalmente, los dos jóvenes logran escapar y cuando se encuentran resollando en una esquina, uno de ellos le confiesa al otro que, en la huida, había devorado las ciruelas incluido el hueso. A lo que el otro responde que ignoraba que tenían hueso, pero que aun así las había engullido. Al margen de cuentos populares, las ciruelas tienen un inconfundible sabor dulce y una batería de beneficios para la salud.
Las ciruelas son ricas en fibra. Esto significa que favorecen el tránsito intestinal, cuidando de la flora bacteriana que se desarrolla en las paredes del aparato digestivo. Además previene el estreñimiento y otras afecciones digestivas además de provocar una gran sensación de saciedad que hará que nos llenemos más rápidamente. Por ello resultan muy adecuadas para ser incluidas en dietas de pérdida de peso y de quema de grasa corporal.
Las ciruelas también contienen una buena cantidad de antioxidantes, ideales para los deportistas por su capacidad de regeneración del tejido muscular que evita lesiones y desgarros y de fortalecimiento de los hueso al aumentar la densidad ósea del organismo y evitar problemas futuros como las fracturas, los esguinces y la osteoporosis. También retrasan los signos de la edad, principalmente las canas y las arrugas y permiten mantener la tersura de la piel.
Las ciruelas también son grandes aliadas del aparato circulatorio y del sistema cardiovascular. Su contenido en hierro ayuda a controlar y reducir la presión arterial, permitiendo un mayor paso de la sangre por los vasos y previniendo afecciones coronarias como la anemia, la arteriosclerosis y reduciendo el riesgo de ataques al corazón.
Finalmente, la presencia de vitamina K en su composición estimula el sistema neuronal, previniendo la aparición de Alzheimer en los ancianos y asegurando una buena salud mental.
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