El tomate es un alimento muy utilizado en la cocina por su su sabor y versatilidad. Pero, ¿qué le pasa a tu cuerpo si lo comes a diario?
La clave para llevar un estilo de vida saludable es hacer ejercicio físico y llevar un dieta variada y equilibrada. En cualquier alimentación saludable es importante saber elegir los alimentos incluyendo aquellos que son beneficiosos para el organismo y excluyendo aquellos que pueden ser perjudiciales o reduciendo su consumo. Las frutas y las verduras forman parte de ese primer grupo con múltiples propiedades para nuestro cuerpo. La manzana, las espinacas, el brócoli, el aguacate, el plátano o la naranja son alimentos que podemos comer a diario para disfrutar de sus nutrientes. Sin embargo, algunos como el tomate plantean ciertas dudas.
El tomate es identificado popularmente como una verdura u hortaliza debido a su uso culinario, donde su sabor y su versatilidad lo han convertido en el producto estrella de muchas dietas como la mediterránea. Pero lo cierto es que botánicamente es una fruta, ya que crece como fruto de una planta científicamente conocida como Solanum lycopersicum. Aunque no cuenta con el dulzos con el que solemos identificar a otras frutas, tiene otras propiedades que lo convierten en un alimento muy interesante. Pero, ¿qué le pasa a tu cuerpo si lo comes a diario?
Beneficios y precauciones de comer tomate a diario
Lo cierto es que si comes tomate de forma natural diariamente puede disfrutar de una gran parte de sus beneficios. Como una mejora de la digestión (pues es rico en agua y fibra) y de la elasticidad de la piel, ya que contiene elementos antioxidantes. Además el alto contenido de potasio que posee en sus frutos contribuye a una correcta salud cardiovascular. Pues este mineral es un tipo de electrolito que ayuda a la función de los nervios, a la contracción de los músculos y mantener unos niveles constante del ritmo cardiaco.
Por otro lado también está cargado de otros minerales y vitaminas como magnesio, fósforo y vitaminas A, C, E y K. Además es un alimento bajo en calorías, con lo cual es un gran aliado para las dietas focalizadas en el déficit calórico. Podemos consumirlo de múltiples formas, pues como hemos dicho antes es un alimento muy versátil a nivel culinario. No obstante, lo más recomendado es hacerlo de forma natural en gazpachos, salmorejos, sopas, purés de verduras o incluso a la plancha y al horno como es en el caso del ratatouille.
También es importante tener cierta precaución en su consumo y no abusar de él si la persona es sensible a la acidez o si sufre algunos problemas intestinales crónicos. Ya que puede ocasionar reflujos o ardores.