Algunos estudios han puesto de relieve la importancia para el organismo de establecer una rutina a la hora de realizar las comidas.
Prestar atención a lo que se come y cómo se come es algo que el ser humano ha hecho desde tiempos inmemoriales, pero de un tiempo a esta parte se ha introducido una nueva variable para vigilar la salud alimentaria de las personas: cuando se come. Es lo que se llama crononutrición.
La ciencia ha puesto el foco sobre la llamada crononutrición, es decir, los científicos quieren desvelar cómo influyen las horas a las que comemos al bienestar del ser humano y a sus ritmos vitales. Los investigadores quieren descubrir si existen unos patrones entre la alimentación, los ritmos circadianos y la salud metabólica.
En esa línea algunas teorías han descubierto que el ser humano posee una especie de reloj dentro del cerebro, situado en el hipotálamo, que ayuda a ordenar todas las funciones del cuerpo de tal forma que ayuda a los órganos y las células a anticipar lo que va a suceder. “El organismo humano tiene horarios y este reloj central está sincronizado con el exterior a través de la luz y oscuridad, pero también con la ingesta y el ayuno o con los momentos de actividad y reposo”, explica a El País la catedrática de Fisiología en la Universidad de Murcia y experta en crononutrición Marta Garaulet.
El ser humano funciona mejor cuando respeta los ritmos circadianos. Así, por ejemplo, si por las noches recibe luz o comes a deshora recibirá información contradictoria, lo que afecta a su normal funcionamiento. Algo que se puede observar con meridiana claridad en los trabajadores por turnos o en las personas que desempeñas labores nocturnas.
En ese sentido, el momento en el que comemos es otro indicador para el ‘reloj’ de los humanos que le ayuda a sincronizar sus órganos. «La hora de comer es un sincronizador de los relojes periféricos de los órganos relacionados con la comida, como el hígado y el páncreas», explica Garaulet. De ahí que si comemos a deshora nos encontraremos con que los órganos no funcionan de la misma forma y notemos pesadez, nos cueste hacer más la digestión o incluso que lo que comemos no nos siente bien.
En términos muy parecidos lo explica Lidia Daimiel, investigadora del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA food) y del Centro de Investigación en Red de Obesidad y Nutrición (Ciberobn), para quien es tan importante el qué se come cuando e cuando. «Si lo que comes es bueno y saludable para el cuerpo, pero el momento no es el adecuado, no estás obteniendo el beneficio que te podría aportar esa comida», desarrolla la investigadora.
De hecho hay algunas investigaciones que son capaces de vincular ciertos problemas como la obesidad o los problemas en el sueño e incluso con enfermedades digestivas con las horas de las ingestas. Y es que la crononutrición «puede afectar a todo”, resume Garaulet.
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