Los riñones son dos órganos indispensables para el funcionamiento del cuerpo. Esto es lo que puede ocurrir si no los cuidas
Seguro que a todos nos han mandado alguna vez hacernos una analítica general y, cuando han llegado los resultados, nos hemos visto completamente incapaces de interpretar los resultados que se nos mostraban en una hoja de papel. Un puñado de cifras que, para unos ojos poco acostumbrados como los nuestros a la jerga clínica, no tienen más sentido que ese, un puñado de números.
Ahora las analíticas generales son mucho más explícitas y especifican al paciente aquellos minerales que, bien se encuentran por debajo del umbral establecido como deseable, bien lo superan. Sin embargo, aunque sepamos con exactitud cuáles son aquellos ítems en los que debemos mejorar, resulta complicado hacerlo sin la ayuda de un profesional de la salud.
Tal vez en una de estas visitas al médico tras una analítica hayamos descubierto que tenemos muy altos los niveles de fósforo en el organismo. El fósforo es un mineral indispensable para el correcto funcionamiento del sistema óseo y constituye, junto al calcio, una de las piezas fundamentales para el crecimiento adecuado de los huesos. Cabría pensar entonces que superar los niveles de ´fosforo en sangre debería tener beneficios para el cuerpo. Nada más lejos de la realidad.
El exceso de fósforo en sangre o hiperfosfatemia es una afección que puede poner en peligro nuestra integridad física. Por sí solo, el fósforo no debería causar daños, pero si puede provocar que se reduzcan los niveles de calcio en sangre, debilitando la resistencia de los huesos y fomentando la aparición de síntomas asociados a este debilitamiento, como un dolor general, especialmente en el tren inferior y en las articulaciones, calambres musculares y, en el peor de los casos, erupciones en la piel caracterizadas por escozor.
Aunque este tipo de afecciones suelan tener una explicación multicausal, en la mayoría de casos la hiperfosfatemia hinca sus raíces en la insuficiencia renal o, lo que es lo mismo, la dificultad que experimentan los riñones para depurar los excesos de este mineral de nuestro organismo.
La solución es tan sencilla como evitar los alimentos ricos en fósforo, la mayoría de los cuales se encuentran dentro de lo que solemos categorizar como comida basura, es decir, patatas fritas, hamburguesas, pizzas industriales y demás alimentos de índole similar. Retirándolos de la dieta conseguiremos bajar los niveles de fósforo.
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