El mal humor es uno de los síntomas más claros del estrés fruto de una rutina difícil. Te enseñamos a combatirlo con estos remedios
No existe lector en el planeta que no haya estado alguna vez de mal humor, que no haya fruncido el ceño hasta que un mar de arrugas se haya formado en su frente, que no haya sido parco en palabras cuando acostumbra a una locuacidad desmedida o que no haya dado una respuesta desagradable a un ser querido que solo pretendía echarle una mano en alguna tarea.
A día de hoy, el estrés es uno de los principales factores de empeoramiento de la salud mental. Mina nuestras ganas de hacer cosas y afecta directamente a la relación que mantenemos con nuestros allegados. Una de las más típicas manifestaciones de estrés son los accesos de ira o ataques de mal humor. Te enseñamos a combatirlos en casa con estos remedios que puedes aplicarte a ti mismo sin dilación.
La psicología asegura que el estado de ánimo que una disposición emocional que tiene un carácter personal pero que no solo se limita a definir nuestro estado en el momento presente sino que puede llegar a tener efectos directos sobre los que nos rodean o, lo que es lo mismo, a contagiarse. Se recomienda que, cuando percibamos que nuestro humor puede influir en el bienestar de otros, recurramos al llamado tiempo fuera.
Esta técnica consiste en abandonar temporalmente el lugar en el que se está produciendo una determinada conducta. No basta solo con alejarse de la atmósfera que te ha provocado el mal humor sino en desterrar esos pensamientos de la cabeza, centrarse en un paseo por un parque que te guste, leer un par de capítulos de una novela divertida o echar un ojo al móvil en busca del mensaje de ese colega que siempre te arranca una sonrisa.
El poder de la naturaleza
Es bien sabido que la naturaleza es determinante en el estado de salud de los individuos. Las personas que desarrollan su rutina en el medio natural tienden a estar más despejadas y no incuban trastornos mentales como la depresión. Esto se debe a que el cortisol, la hormona que segrega el estrés, pierde peso en favor de las endorfinas, portadoras de felicidad.
Para poder calmarte, busca la zona más verde de tu localidad y déjate llevar por los rayos del sol, por el canto de los pájaros, por las caricias de la brisa o por la quietud propia del mundo rural. Cuando vuelvas a casa, te sentirás mejor.