Los calambres musculares son uno de los problemas más típicos entre los que hacen ejercicio. Así puedes tratarlos sin moverte de casa
Seguro que alguna vez hemos llegado a casa después de una intensa sesión en el gimnasio, tras una larga sesión de spinning con la que hemos derramado litros de sudor o con una caminata que nos ha dejado la lengua fuera todo el tiempo. Y se nos ha olvidado estirar al final de la jornada. No pasa nada. Nos damos una ducha caliente y una vez nos deslicemos debajo de las sábanas, el sueño nos vencerá.
Pero, una vez recostados en la cama, sentimos una punzada de dolor en el gemelo, un dolor agudo y focalizado en un punto concreto con el que nos retorcemos en el lecho, apretamos los dientes y nos preguntamos de dónde diablos ha salido y por qué nos afecta tanto. Se trata, ni más ni menos, que de un calambre muscular. Te enseñamos a tratarlo desde la comodidad de tu casa para que no sufras sus consecuencias.
Un calambre muscular no es más que una contracción súbita de un músculo concreto. Cualquier músculo puede sufrir los efectos de un calambre pero existe un grupo mucho más proclive que incluye muslos, pies, brazos, abdomen, manos y a lo largo de la caja torácica, especialmente en los músculos que se encuentran parapetados tras las costillas.
La causa más habitual pasa por tensar un músculo en exceso, como cuando tratamos de estirarnos en la cama lo máximo posible o bien después de haber dormido en una posición extraña. También pueden darse por una falta de hidratación seria. Para ello recomendamos intentar seguir a rajatabla la regla de los ocho vasos diarios para lograr beber un mínimo de dos litros al término del día y prevenir los calambres.
En la presencia de calambres musculares influye de forma determinante el calcio, uno de los principales minerales en la consolidación del sistema óseo y pilar fundamental de la densidad de los huesos del organismo. Si los niveles de calcio son muy bajos, los huesos no soportarán la extensión repentina del músculo, provocando así un calambre.
A pesar de todo, no deberían ser preocupantes y tan solo se debería consultar con un profesional si son muy reiterados, si el dolor que se sufre es intenso y se demora en el tiempo o si vienen acompañados de otros síntomas como enrojecimiento o hinchazón de la zona afectada.
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