Este invierno los virus respiratorios nos están afectando especialmente, en especial la gripe y el covid, aunque hay muchos más.
Los virus respiratorios están afectando con especial virulencia este invierno. Unos virus que generalmente identificamos con la gripe o el covid, pero que van mucho más allá. De hecho, hay algunos que pueden afectar seriamente a nuestra salud, más aún si no reciben un correcto diagnóstico de manera temprana.
El invierno es una época propicia para la aparición de virus que afectan al sistema respiratorio. De hecho algunos de ellos tienen especial virulencia y alta patogenicidad, es decir, que tienen la capacidad de causar un importante daño en el cuerpo humano así como de contagiar fácilmente.
A pesar de ello, dado el carácter estacional de la gripe, durante esta época se tiende a pensar que cualquier infección respiratoria que sufrimos es gripe. Una tendencia a la que se ha unido el covid desde 2020. Pero no es así, hay otros virus que presentan un alto índice de contagio como puede ser el virus sincital respiratorio (VRS). Además, muchos de esos virus no siempre son detectables en los test que hay en las farmacias ya que dichas pruebas pueden detectar la presencia del virus de la gripe (A y B) y del covid, pero no de otros como el VRS, por lo que el resultado sería negativo aún teniendo síntomas y malestar. Sin contar que podremos contagiar al resto de personas de nuestro alrededor.
Gripe, Covid, resfriado, VRS,… hasta 200 virus distintos
En nuestro entorno existen cerca de 200 virus diferentes que pueden causar el resfriado, varias cepas del covid, el vrs, cuatro tipo de gripe… por lo que no sólo podemos contagiarnos de alguno de ellos sino que podemos encadenar varias infecciones ya que infectarse de alguno de ellos no nos inmuniza ante el resto. De hecho, el 70% de las infecciones respiratorias que sufrimos están causadas por alguno de estos virus.
A pesar de que existe tal variedad de virus lo cierto es que el tratamiento inicial para todos ellos es similar ya que irá dirigido a aliviar la sintomatología a la espera de que nuestras defensas puedan plantar cara a la enfermedad y acabar con ella. En el caso de que la infección se complique sí que habrá un tratamiento diferente en función del virus que nos haya infectado.