Te explicamos por qué nos encanta la comida rápida que no es tan saludable pero que produce un estado de felicidad que nos satisface
Prácticamente desde que nacemos estamos enganchado a la comida basura. Sus encantos siempre hacen que nuestro paladar se sienta atraído a ella, aunque no solo es el gusto. También sucumbimos al encanto de su apariencia y sobre todo al olor.
Cuántas veces nos habrá sucedido que hemos ido paseando o de compras por un centro comercial, hemos olido el aroma de la comida que se prepara en determinados restaurantes y no hemos podido resistirnos a caer en la tentación de comprar alguno de sus productos. Sin duda alguna hemos pensado, ‘estoy enganchado a la comida basura’.
Siempre realizamos esta afirmación, pero quizás pocas veces nos preguntamos cuál es la razón por la que nos gusta tanto comernos esta clase de comida. Los mastodontes de las empresas de comida rápida tienen conocimientos de cada aspecto que meten en sus productos para que sean todo lo competitivos en el mercado. Esto en cuanto a coste para su cliente y satisfacción que proporciona. Pero obviamente el producto en sí no resulta todo lo saludable que debiera ser para nuestro organismo.
La razón por la que no nos podemos resistir a sus encantos radia en que hay una serie de ingrediente que potencian el gusto de los alimentos que llevan. Se trata de materias como la sal, los azúcares y el glutamato monosódico. Este último es una sustancia que se haya en la carne curada, el tomate, las setas y muchos otros. El es el causante que se produzca una salivación, que se intensifique el sabor y que se lleve más rato en nuestro paladar. A esto se le ha denominado como Umami.
Todas las empresas han ido añadiendo el glutamato para este cometido y hacer que alimentos que en un inicio no se muestran tan apetitosos, se conviertan posteriormente. Este es seguro y está legalmente permitido para el consumo por parte de las personas, pero nos hace que elijamos los alimentos que lo llevan preferentemente antes de otros que no lo traen en su elaboración.
Si no llevamos durante mucho tiempo a una larga exposición a los efectos del glutamato, los alimentos frescos incluso nos pueden llegar a saber como insípidos. Es por esta razón por la que tenemos que cuidar la ingesta de alimentos que lleven este tipo de sustancias, especialmente porque si logramos desterrarlos los alimentos volverán a tener esa frescura que echamos de menos cuando estamos bajo sus efectos.
La comida rápida tiene que servir para darnos un capricho, como mucho, pero no puede ser la base en la que se sustente nuestra alimentación durante la semana. Y esto suele pasar mucho debido al ritmo de vida tan alto que llevamos.
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