La infusión de jengibre es buena para reducir el colesterol y realizar una buena digestión. Eso sí, preparar este té tiene su truco…
Ya nadie duda y tampoco se discute por vicio porque sobran pruebas para confirmar la teoría: una buena infusión de jengibre ayuda a reducir el colesterol y es también importante para realizar una buena digestión. Por eso, al cabo, esta planta se usa desde hace siglos, debido a sus ricas propiedades medicinales que, por supuesto, son naturales. Ya se sabe cómo es el dicho popular: la naturaleza es sabia…
Por otra parte, estudios científicos aseguran que el jengibre tiene propiedades antiinflamatorias que terminan beneficiando, sobre todo, a personas que sufren enfermedades como la artritis o la osteoartritis. Ahora bien: preparar esta infusión para aprovechar mejor sus poderes tiene un truco que no todos saben y que no es conveniente pasar por alto. Aquí, en este artículo, te revelamos cuál es la mejor manera de aprovechar los grandes beneficios de este té especial.
Como se imaginarán, preparar una infusión de jengibre no llevará mucho tiempo, ni tampoco será algo sumamente complicado que nos causará estrés. Sí, de todos modos, se deben tener en cuenta ciertos pasos para que la preparación obtenga la mayor cantidad de beneficios que nos provee esta bendita planta.
Para comenzar, necesitaremos estos ingredientes: cuatro o seis rodajas finas de jengibre crudo pelado, dos tazas de agua, zumo de limón y miel. El detalle de la miel es opcional, depende ya del gusto de cada uno, aunque nosotros acostumbramos a recomendarla.
Si queremos hacer el té con agua, el primer paso es lavar y frotar la raíz de jengibre. Después, pelar el jengibre y cortarlo en finas rodajas. El segundo paso es verter dos tazas de agua en una olla que no sea tan grande. Y meter ahí las rodajas de jengibre y dejarlas hervir durante algo así como 15 minutos. Por último, añadir el zumo de limón y la miel, si se quiere.
¿Qué pasa si queremos utilizar el jengibre para hacerlo con leche? También puede ser una buena opción. El primer paso sería hervir durante diez minutos las rodajas de raíz de jengibre con una taza de agua (no con dos, como cuando se hace con agua). Luego agregamos dos tazas de leche. Y volvemos a cocinar todo a fuego lento durante algo así como cinco minutos.
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