Existe una práctica muy sencilla para acabar de una vez por todas con tu estilo de vida sedentario. Te explicamos de qué se trata
Tiempo atrás, nadie se preguntaba acerca del ejercicio físico. Si abordabas a un transeúnte en mitad de la calle y le preguntabas si realizaba ejercicio físico con regularidad, te tomaban por un majadero. Y es que, aunque parezca mentira, un par de generaciones antes que la nuestra, la práctica deportiva no figuraba en la lista de prioridades de nadie, puesto que, por lo general, el trabajo en el campo ensombrecía cualquier posibilidad remota de realizarla.
Sin embargo, estas generaciones, tan denostadas en la actualidad por algunos de sus principios que erróneamente concebimos como retrógrados, gozaban de una circunstancia de la que muchos jóvenes no disfrutan a día de hoy: movimiento. Su rutina era un vaivén interminable conformado por largas caminatas, muchas de ellas delante de un rebaño de ovejas o con un saco de patatas a la espalda. Aunque no se realizaran ejercicios anaeróbicos como los característicos del gimnasio, la rutina rural era más que suficiente para garantizar una buena forma física.
Ahora, sin embargo y con suerte al mismo tiempo, las cosas han cambiado. La necesidad de cargar con la responsabilidad de la familia ya no es imperiosa y podemos disfrutar de una mayor libertad en nuestro día a día. Una libertad que no siempre aprovechamos, que no exprimimos en su totalidad y, si lo hacemos, muchas veces no contamos el deporte dentro de ella. El tiempo libre planea sobre nosotros como una sombra alargada y surge la paradoja de que, irónicamente, tenemos tanto que no sabemos qué hacer con él. SI te encuentras en esta situación de sedentarismo extremo y eres de los que se pasa el día trabajando, tenemos la solución para ti.
Si pasas el día teletrabajando o tecleando sin cesar, es posible que tus horas de cardio se reduzcan considerablemente. SI este es tu caso, te recomendamos realizar diez flexiones cuando lleves una hora de trabajo antes de retomar la actividad.
Puedes configurar una alarma en tu móvil que te avise cada hora en punto. Una vez escuches el pitido, tan solo tendrás que incorporarte, realizar diez flexiones, unas cuantas sentadillas y algunos abdominales y volver a lo que estabas haciendo. Así, tu presión sanguínea disminuirá y te sentirás mejor, aunque deberías buscar el hueco para ampliar tu horario de ejercicio con más regularidad.
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