La pipirrana es una comida típica del sur español, sobre todo de Jaén. En este artículo, te enseñaremos cómo prepararla bien rica.
Los sabores, a veces, nos hacen viajar por el mundo sin movernos de nuestro hogar. Uno piensa una comida y parece ya trasladarse a una geografía o a un momento específico de su vida que pudo disfrutar y que guarda con entusiasmo en su memoria. Y si uno piensa en una pipirrana, por ejemplo, inmediatamente e inevitablemente, se viaja hacia el sur de España, más precisamente a Jaén, lugar donde tantos emigraron y llevaron sus costumbres por todos los sitios.
La pipirrana es un plato típico y bien rico en las cocinas jienenses. Encima, es un plato muy sencillo de preparar y muy refrescante. También es característico en Almería, en Murcia, en Granada y en Ciudad Real, por citar cuatro ejemplos. La pipirrana es además una comida ideal para combatir las altas temperaturas que se viven durante el verano en estas zonas específicas. Ahora bien: hacer esta comida tiene también sus trucos para prestar atención y mejorarla a gusto del consumidor. En este artículo, te enseñaremos cómo elaborarla de la mejor manera.
Uno de los puntos más positivos que tiene la pipirrana, además de combatir contra la altas temperaturas del verano, es que no se tarda tanto tiempo para prepararla. Apenas necesitamos 20 minutos en la cocina para elaborar este plato rico que tiene también sus importantes nutritivos. Todo un lujo, sobre todo para aquella persona que vive siempre apurada.
Si pensamos en raciones para cuatro personas, los ingredientes que necesitaremos son los siguientes: tres tomates maduros, un pimiento rojo, un pimiento verde, una cebolla o cebolleta, un pepino, dos huevos cocidos, un diente de ajo, aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal.
¿Ya tenemos todo? Pues comencemos… El primer paso será pelear la cebolla y el pepino. Intentaremos cortarlos en dados pequeños. El segundo paso será cortar los pimientos y los tomates, intentando darles la misma forma.
El tercer paso es coger el ajo y machacarlo en un mortero. El cuarto paso es cortar los huevos cocidos en pequeños trozos. El quinto paso es meter todos los ingredientes en un cuenco y empezar a mezclarlos bien, que se mezclen bien los sabores, punto clave de la receta. Sumamos también el aceite, añadimos vinagre y ponemos sal a gusto.
El último paso será meter todo en la nevera para que tome mucho frío. ¿Qué te parece?
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