Tomar el si podía tener efectos en tu salud que ni siquiera podías imaginar. Este es uno de los más sorprendentes
Salvo que seas un vampiro que desarrolla su vida en un castillo a las afueras de Transilvania o que se encierra en una cueva a pasar las horas muertas, seguro que has tenido el antojo de broncearte con los tiernos rayos de sol, puede que para verte más bronceado o porque el médico te ha comunicado que debes hacerlo para restaurar la vitamina D del organismo. Sea cual sea el caso, seguro que nunca has pensado que hacerlo puede tener repercusiones directas sobre tu salud.
La más atractiva de todas es la que afirma que tomar el sol puede ser una buena opción para acelerar el proceso de pérdida de peso, o, lo que es lo mismo, resulta útil a la hora de adelgazar. Esto se explica gracias a que la exposición a los rayos solares aumenta la temperatura del organismo, lo que permite ajustar nuestro reloj biológico y ayudarnos a tener una mayor sensación de sueño al final del día. Sin embargo, no es lo mismo yacer tumbado bocarriba en una hamaca que, por ejemplo, salir a correr con el sol acariciándonos la nuca.
En el primer caso, la exposición a los rayos solares sin ningún tipo de actividad física puede ayudar a aumentar los niveles de vitamina D e incluso regular nuestros ritmos circadianos para que obtengamos una mejor calidad del sueño, pero la ausencia de movimiento no contribuye a la quema de calorías. En cambio, en el segundo caso, realizar ejercicio al sol con protección solar puede acelerar nuestro metabolismo y ayudarnos a quemar más calorías de las que quemaríamos en circunstancias normales o, por ejemplo, realizando ejercicio bajo techo durante un período que oscile entre una y dos horas.
Resulta imposible hacer una estimación sobre el número de calorías que pueden llegar a quemarse tomando el sol, pues la exposición a la luz solar debe complementarse con una dieta variada y equilibrada y una actividad física regular. Además, debes cerciorarte de que te aplicas crema solar en las zonas más expuestas para no sufrir quemaduras.
Por tanto, te animamos a que hagas ejercicio en las primeras horas de la mañana, tal vez levantándote media hora antes y realizando una larga caminata tras un desayuno ligero. A largo plazo y siguiendo una rutina estricta, es posible que comiences a observar resultados.
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