La soledad no solo afecta a las personas mayores, también la pueden sufrir los jóvenes al pasar por la adolescencia
Los jóvenes son uno de los grupos que más riesgos sociales pueden padecer y algunos son desconocidos o no los relacionamos con ellos. La soledad es el eterno enemigo de todas aquellas personas mayores de edad, pero poco se habla del perjuicio que puede tener en los adolescentes, porque ellos también la pueden padecer.
En esta época de la vida es cuando intentamos encajar en un grupo social, por eso se va experimentando y probando hasta que damos con el que adecua a nuestros principios, gustos y valores. Pero mientras damos con él, en ese periodo, hay también frustraciones y desengaños que pueden llevar a los jóvenes a padecer problemas mentales e incluso la soledad.
En este proceso, los padres, al no comprender la situación de sus hijos, ya que se vuelven más irascibles en casa y menos dóciles, pueden colaborar a que este sentimiento de soledad crezca a través de la incomprensión.
La soledad de los adolescentes tiene que ser vigilada
Por ello, es importante que los adultos puedan llegar a tener un nivel de unión grande con los jóvenes que les permita en estos casos tener una rápida detección de estas perturbaciones. Igualmente, cabe destacar diferencias entre la soledad de los jóvenes y el aislamiento que pueden sufrir en su grupo de iguales, el llamado buying, algo a lo que igualmente hay que estar atento y que debemos saber diferenciar.
La soledad está relacionada con esa ausencia de contacto en cuanto a emociones se refiere o de forma social. En cuanto al aislamiento, ya no trata de una decisión subjetiva sino que se produce por la decisión de un grupo de personas, de las misma edad, que deciden apartar al adolescente de forma física y social.
La soledad de un adolescente está en su mente, en su cabeza y puede durar un periodo más o menos corto, o durar de forma permanente. Si esta se extiende en el tiempo puede provocar graves problemas mentales que deriven en otras enfermedades. Estas pueden ser tanto la depresión como una mayor ansiedad.
Los jóvenes que tienen profundos estados de soledad a la larga son personas a los que les cuestas relacionarse socialmente. Esto hace que no puedan conectar con otros compañeros y merme significativamente otras cuestiones relacionadas por ejemplo con la autoestima, la seguridad en sí mismo y la confianza.
Señales como la ausencia de interés por pertenecer a un grupo, cambios en la disciplina del sueño o cambios alimenticios, pasar más tiempo al frente de las pantallas… pueden ser indicativo de que ese adolescente en cuestión puede estar atravesando un momento de soledad.