Son muchas las ocasiones en la que queremos mostrarnos como una persona atractiva y podemos explotar algunas cualidades
Existen varios estudios que han investigado en el porqué nos resultan atractivas algunas personas, todos ellos desde una perspectiva de proximidad entre individuos basándose en cuestiones como gestos, valores, creencias, aficiones… Pero para Gordon L. Patzer se trata de un conjunto de cuestiones relacionadas con la psicología y el ámbito social. Y es que debemos pensar que el atractivo se encuentra en los ojos de la persona que mira, y no en las cualidades en sí que tenga la persona adecuada, aunque algunas cuestiones que detallaremos ayuden.
Son muchas las características que pueden influir para que pensemos que una persona es atractiva. Van desde cuestiones fisiológicas a estados de ánimos. Sin duda, el rostro es el principal exponente que tenemos para potenciar nuestro atractivo pero hay otras cualidades que podemos explotar si queremos ser personas atractivas para los demás.
En este caso, el lenguaje corporal es muy importante. Se trata de los gestos que realizamos que pueden hacernos interesante para otras personas que lo reciben con la intención que queremos mostrar. Las miradas que mostramos hacía otras personas pueden ser una herramienta cargada con una alta dosis de atractivo, especialmente si se trata de miradas espontáneas. Aquí, ser lo más natural posible es sinónimo de mayor éxito para causar una buena primera imagen.
En cuanto a los gestos de la cara, hay algunas disparidades. Nuestra expresión facial, habla mucho de nosotros sin tener que articular palabra alguna. En este sentido, hay investigaciones que sostienen que mostrarse triste no repercute en tener ser atractivo. La expresiones alegres y sonrientes son las mejores armas para tener ese atractivo que buscamos. Hay varios estudios que demuestran que debemos cuidar nuestros gestos faciales para mostrarnos felices y así ser más atractivo de cara a los que nos observan.
Pero por el contrario, son otros los estudios que dicen que no tenemos que mostrarnos tan sumamente felices para causar un atractivo en los demás. Tampoco debemos tener una expresión tensa en nuestro rostro, porque además también puede repercutir en negativo sobre nosotros y nuestro cuerpo, y crearnos ansiedad.
Un lenguaje corporal agresivo, el que dibujan algunas películas y series, no es sinónimo de ser atractivo. Es posible que en otras épocas sí se entendiese así pero no ahora. Dar la sensación de que lo tienes todo controlado y que tu autoestima está por las nubes ya no cuenta con la aceptación que en otras épocas podía tener.
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