Adelgazar es una decisión que, como cualquier otra decisión, implica una renuncia. Esta es una de las cosas que debes dejar atrás
Toda decisión que implique una elección, implica, a su vez, una renuncia. Y adelgazar es uno de esos propósitos que todos nos hemos planteado en algún momento de nuestra vida y que aquellos que se han centrado en él saben de sobra que es necesario derramar sangre, sudor y lágrimas para conseguirlo.
Sin embargo, no siempre es fácil. Puede que llevemos mucho tiempo acudiendo al gimnasio o siguiendo dietas estrictas y hayamos observado muy pocos resultados o apenas ninguno. Si este es tu caso, es posible que te hayas planteado la posibilidad de recurrir a técnicas menos habituales, de tratar de buscar en la prensa algún elixir milagroso que puedas ingerir de un trago.
Lamentamos informarte de que no existen, no hay gallina de los huevos de oro. Pero sí hay ciertas prácticas que puedes incorporar a tu día para tratar de aumentar la quema de grasa corporal y verte mejor delante del espejo. Una de ellas es comenzar a dar paseos por el parque para aumentar las horas de cardio o estirar los músculos nada más levantarnos y justo antes de irnos a dormir. Compaginar estas actividades con nuestra rutina de ejercicio físico ayudaría a la pérdida de grasa corporal.
Sin embargo, como hemos dicho al principio, toda decisión que comporte una elección implica a su vez una renuncia. Y tal vez si deseamos adelgazar debamos dejar a un lado el azúcar, las grasas saturadas y el sedentarismo y todo lo que ello conlleva, como permanecer el día entero delante del escritorio o sustituir los videojuegos por hábitos mucho más saludables. Pero también incluye otros quehaceres en los que seguramente nunca hayamos pensado al hablar de este tema, como la conducción.
Conducir es una actividad eminentemente sedentaria que no comporta más movimiento que el de tener los reflejos a punto por si algún imprevisto desfila ante nuestros ojos. Es, por tanto, una actividad sedentaria que debemos esforzarnos por erradicar de nuestro día a día.
Las alternativas a conducir son bastante claras, empezando por coger el transporte público, ir andando a determinados puntos de encuentro o realizar cualquier otro tipo de ejercicio que implique movimiento y con la que podamos estar relativamente cansados una vez haya acabado el día y debamos irnos a dormir.
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